Acérquese al Génesis
Génesis 1:1a
“En el principio Dios…”
¿Cuáles son sus pensamientos cuando empieza a leer el libro del Génesis?
Cuando era joven, nunca se me ocurrió que algunas personas puedan creer que todo sucedió exactamente como se relata en el Génesis. Así como la mayoría jóvenes de aquel entonces como los de ahora, yo llegaba con mis ideas preconcebidas sobre el libro. De niño, disfrutaba leer libros acerca de dinosaurios coloridos, de lo que habían evolucionado y en lo que se habían convertido. Yo ya “sabía” que el calendario involucrado era de millones de años. Por lo tanto, cualquier verdad que tuviera el Génesis, tenía que ser simbólica o alegórica.
Se requiere, un cambio completo de “Cosmovisión” para sacar el mejor provecho del Génesis. Aunque, existen muchas evidencias que podemos señalar, que no se pueden entender sin que el Génesis sea la verdad, no vamos a sondear las profundidades de esta porción de las Escrituras Inspiradas, si permanecemos en la estación de requerir “prueba” de lo que leemos. En su lugar, debemos abordar el Génesis con humildad, sabiendo que es la Palabra de Dios, creyendo que lo que está escrito es verdad. En lugar de aportar nuestras ideas preconcebidas al Génesis, debemos dejar que el Génesis sea nuestra preconcepción, e interpretar todo lo demás a partir de ese punto.
Martín Lutero lo puso así: “Cuando Moisés escribe que Dios creó el cielo y la tierra y cuanto hay en ellos en seis días, entonces deje que este período continúe teniendo seis días y no se aventuren a formular ninguna observación según la cual seis días fueron un día. Pero, si usted no puede entender cómo esto pudo hacerse en seis días, entonces concédale al Espíritu Santo el honor de ser más enterado que usted”.
Señor, dame la humildad, cuando me acerco a Tu Palabra. Ayúdame a someterme a lo que dice, en lugar de intentar re-interpretarlo con mis opiniones. En su lugar, ayúdame a buscar Tus opiniones en todo momento. Amén.
Lo que Lutero dice. Una práctica antología en el hogar para un cristiano activo, compilado por Ewald M. Plass, Concordia, 1959, pág. 93 Imagen: Compartir Creative Commons Attribution – Share Alike 3.0 Unported, © 1984 Sweet Publishing