¿Alguna vez caminamos en cuatro patas?

Génesis 1:24
“Luego dijo Dios: «¡Que produzca la tierra seres vivos según su género; y bestias, serpientes y animales terrestres según su especie!» Y así fue”.

Image: Seeing God Through the Humanbody BookcoverLos evolucionistas nos dicen que solíamos caminar en cuatro patas, al igual que los simios de los que evolucionamos. Si bien, esto está bien para la película de ciencia ficción -Planeta de los Simios-, los creacionistas son firmes en que esta teoría no debe aparecer en los libros de texto escolares.

El Dr. Robert Peprah-Gyamfi, Médico Familiar y autor, estaría de acuerdo. En su libro -Ver a Dios a través del cuerpo humano-, recuerda cómo en la escuela le enseñaron que los seres humanos alguna vez caminaron en cuatro patas. Incluso antes de convertirse en cristiano, no lo creyó ni por un segundo. Pero ahora, como un creacionista creyente en la Biblia, considera este concepto como absolutamente ridículo.

En el capítulo del libro -sobre el esqueleto humano-, señala que Dios “creó el esqueleto humano como sistema, como una especie de andamio que no sólo apoyaría y protegería los órganos delicados del cuerpo, sino que también nos permitiría movilizarnos de un lugar a otro.”

Luego, escribió que la evolución es “una teoría absurda que proviene, solamente, de nada más que de la incredulidad propagada por personas que no pueden o no están dispuestas a creer que hay una fuerza más poderosa en el universo, Dios Todopoderoso, es capaz de hacer cualquier cosa.” Él lo resume todo con estas palabras: “Todo el mundo puede creer que soy una persona ingenua y loca que huye de los hechos concretos. Sin embargo, en lo que a mí respecta, la idea de que alguna vez caminamos en cuatro patas es absoluta basura”.

 

No se preocupe doctor. ¡Hay millones de personas que piensan exactamente como usted!

Prayer:
Padre Celestial, sé que cuando Adán y Eva fueron expulsados del Jardín del Edén, cada uno de ellos salió en dos pies, y no en cuatro. Amén.

Notes:
Dra. Robert Peprah-Gyamfi , Ver a Dios a través del cuerpo humano, págs 127-132 (HighWay, 2009).