Salmos 25:17-18
“Las angustias de mi corazón se han aumentado; sácame de mis congojas. Mira mi aflicción y mi trabajo y perdona todos mis pecados”.

La tableta de aspirina ha sido aclamada como la droga milagrosa del siglo 20.  Aunque le tomó al siglo 20 dar sabor, recubrir y estampar pequeñas letras en la aspirina, la gente ha estado utilizando aspirina durante siglos.  La forma más común en la que la aspirina ha sido tomada es un te de corteza de sauce.

AspirinaLa aspirina ha aliviado millones de dolores de cabeza y ha controlado la misma cantidad de fiebres a lo largo de los años.  En años recientes la aspirina se ha hecho aún más importante desde que estudios han demostrado que tan poco como media aspirina por día puede ayudar a prevenir los ataques del corazón.

A pesar de su largo uso en la medicina, los médicos no tenían idea de cómo funcionaba la aspirina hasta hace unos pocos años atrás.  Los investigadores ahora saben que la aspirina no solo camufla el dolor de cabeza, sino que químicamente apaga la causa del dolor promedio.  Hace esto al desactivar el químico hecho por los vasos sanguíneos que causa que se contraigan.  Otro miembro de esa misma familia de químicos, llamados prostaglandinas, previene que las plaquetas se golpeen entre sí, ayudando que la sangre fluya más libremente y así previniendo los ataques al corazón.  Esta también es la razón por la cual la aspirina puede causar sangrado estomacal.

En Su presciencia nuestro Creador sabía, con pesar, que la raza humana caería en pecado.  Él sabía que entre los efectos de un mundo cambiado por el pecado sería el dolor y la enfermedad.  Así que en Su misericordia Él proveyó plantas que harían el ingrediente activo de la aspirina.  Pero la expresión más de Su amor por nosotros fue al proveernos con la cura del pecado en sí en Su Hijo, Cristo Jesús.

Prayer:
Amado Padre celestial, yo Te alabo y agradezco por Tu misericordia generosa e inmerecida que provee tanto para las necesidades espirituales de paz Contigo como nuestras necesidades materiales en este mundo. En Nombre de Cristo Jesús. Amén.

Notes:
Shodell, Michael. 1983. “The prostaglandin connection.” Science 83. p. 78.

Share this: