Calentándose por la salud

Proverbios 3:7-8
“No seas sabio en tu propia opinión, sino teme a Jehová y apártate del mal, porque esto será medicina para tus músculos y refrigerio para tus huesos”.

 

Usted no se siente bien y tiene fiebre.  ¿Es buena para usted la elevada temperatura de su cuerpo o debería usted intentar bajarla?

Los investigadores médicos están aprendiendo lo que sucede en el cuerpo cuando desarrollamos una fiebre.  Dicen que la respuesta de fiebre del cuerpo es por lo general una parte muy importante de la defensa de nuestro cuerpo contra la enfermedad.  Por lo general la temperatura del cuerpo varía durante el día.  Si la temperatura del cuerpo cae bajo 80° F (28,6° C) o sube más de 108° F (42,2° C) durante un periodo prolongado, por lo general resulta en la muerte.  Su cuerpo tiene un termostato, llamado hipotálamo, para mantener su temperatura dentro de este rango.

Cuando se detectan gérmenes de enfermedad en su corriente sanguínea, sus células blancas liberan un químico llamado EP.  El EP rápidamente llega hasta el hipotálamo, donde alza la ubicación de su termostato.  Esta alza en temperatura puede hacer que su cuerpo incremente su producción de células T en 20 veces o más para luchar contra la infección bacterial.  También incrementa la producción de químicos de la sangre que luchan contra los virus.  El EP también bloquea la habilidad de la bacteria de poder utilizar el hierro libre en su sangre justo en el momento en que la bacteria tiene más necesidad de ese hierro.  Se sabe que incluso las iguanas y los peces elevan la temperatura corporal cuando están enfermos al entrar en ambientas más cálidos.

¿Acaso esta respuesta de fiebre sólo sucede accidentalmente para ayudar luchar contra la infección, o fue diseñado para trabajar de esa manera?  Claramente debemos agradecer a Dios por su diseño ingenioso de defensa contra la enfermedad.

Oración: Amado Padre celestial, Te agradezco por la buena salud que tengo así como las formas maravillosas que Tú has diseñado en mi cuerpo para protegerse a sí mismo de la enfermedad.  En nombre de Cristo Jesús.  Amén.

 REF.: Kiester, Edwin Jr. 1984. Un poco de fiebre es bueno para ti. Ciencia 84, nov. p. 168.  Foto: Envato.

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