Génesis 3:8-9
“Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?”

Ya hemos discutido por qué Dios hace preguntas. Dios lo sabe todo, así que no necesita formular preguntas para obtener información. Dios sabía exactamente lo que habían hecho Adán y Eva, y también sabía que Adán– no había sido engañado, pero pecó de todos modos – llevó a cabo un mayor pecado. Así que, sí Dios no hace preguntas para su propio beneficio, pudo haber preguntado sólo por el beneficio de Adán y Eva. Los seres humanos tienen la oportunidad de confesar y arrepentirse.

Inicialmente, la primera respuesta de Adán era sólo una verdad a medias. Es cierto que él tenía miedo y se escondió. Pero el necesitaba ser honesto acerca de lo que había sucedido. Por lo tanto, Dios lo presionó, preguntándole sí él había quebrantado el mandamiento que se le dio. Incluso entonces, Adán no estuvo preparado para dar una respuesta directa. Así fue cómo el pecado se apoderó de él. ¡Sí, había comido el fruto prohibido, pero todo fue culpa de la mujer! No, más que eso, ¡Dios, tú me diste esta mujer, por lo que en parte es tu culpa, también!  Pero, debemos recordar que Adán no había sido engañado. Él cometió este pecado con sus ojos abiertos. Sin embargo, ahora Dios dio a Eva la oportunidad de arrepentirse. Eva le dijo la verdad: “La serpiente me engañó, y comí”… aunque ella todavía no estaba arrepentida.  Luego, Dios se volvió a la serpiente – el diablo.

Pero, Dios no le preguntó al diablo. Porque, no había para él ninguna oportunidad para arrepentirse. Esta es una oportunidad única para aquellos que fueron hechos a imagen de Dios.

Oración: Gracias Padre, por darnos a nosotros los seres humanos, la oportunidad de arrepentirnos. Aquellos de nosotros que nos hemos arrepentido y que confiamos en tu Hijo, Jesucristo, te agradecemos por tus múltiples y grandes misericordias para con nosotros. Nosotros nos merecemos la muerte. Pero, Tú nos has concedido la vida a través de Jesús. Amén.

Ref: Sarfati, J. (2015), El Relato del Génesis (Powder Springs, GA: Creation Book Publishers), págs. 358-359. Imagen: Adobe Stock Imágenes, con licencia de autor.

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