Génesis 1:27
“Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”.

¿Qué clase de ser viviente es de sangre caliente, se sienta sobre sus huevos como una gallina, pero vuela mucho mejor que una gallina, y tiene seis patas?  La respuesta es, el abejorro.

El abejorro de sangre calienteEl sorprendente hecho de que los abejorros sean de sangre caliente fue descubierto después de que un científico observara a un abejorro recoger néctar en una fría mañana.  El resultado de esta observación fue que aún con temperaturas de aire cerca de congelamiento,  el abejorro podía mantener una temperatura corporal de 95° F (35° c). ¡Con el fin de que el diminuto cuerpo del abejorro se mantenga caliente, este tiene una potencia de salida que es de 20 a 30 veces lo que le  equipara a un corredor de maratón de clase mundial!

Los abejorros están hechos de tres secciones corporales: la cabeza, el tórax y el abdomen.  Ellos calientan su sangre en el tórax, donde se encuentran los músculos para volar y donde más se necesita el calor.  Este calor está regulado por el sistema circulatorio del abejorro, que fluye a través de su delgada “cintura”.  La sangre que pasa por esta “cintura” desde el abdomen más fresco puede ser calentada por el sol si es necesario.  Luego pasa por un cambiador de calor en el cual se calienta más por la sangre más cálida que fluye desde los músculos.  En un día caliente, el abejorro realiza el truco más chévere de todos.  Éste cambia su sistema circulatorio, para que la sangre fresca que viene desde los músculos de las alas no se caliente por medio del sistema del cambiador de calor.  La reina abejorro también utiliza su habilidad de controlar el calor para incubar sus huevos a 80° F (26,6 ° C), como una mamá gallina.

No existe ninguna forma de vida simple.  Lo que aparta a los humanos de otras formas de vida no tiene nada que ver con la sangre caliente, sus cerebros, o la evolución.  Los humanos, fueron creados a la imagen de Dios, y encuentran su redención sólo en Cristo Jesús.

Prayer:
Amado Padre celestial; te agradezco que no me valoras por lo que soy – un pecador. Pues, tengo el perdón de pecados a través de tu Hijo, Cristo Jesús, confío en tu promesa que cuando me miras, ves a Cristo sin pecado. En Su Nombre. Amén.

Notes:
Jordan, William. 1984. “The bee complex.” Science 84, May. p. 58.

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