2 Timoteo 4:3-4

“Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas”.

En programa anterior, vimos cómo la gente a menudo no quiere una enseñanza higiénica. La palabra griega traducida “sana”, en la frase “sana doctrina”, es en realidad hugiano, de la que derivamos nuestra palabra higiene.

Si la gente no quiere la enseñanza limpia que viene de la Palabra de Dios, el apóstol Pablo dice que tienen “comezón de oír”. Oímos cosas con nuestros oídos, por lo que el apóstol nos está diciendo que hay ciertas enseñanzas que satisfacen nuestros oídos que no provienen de la Palabra de Dios. La comezón de los oídos sugiere que queremos que nuestras propias necesidades sean satisfechas; queremos satisfacer nuestras propias pasiones.

¿Dónde podrían encontrar las personas tales maestros que les den la enseñanza que quieren? De hecho, no son difíciles de encontrar. La Sagrada Escritura dice que pueden “amontonarse”. Escuchar a estos predicadores confortables provoca que uno se aleje de la verdad. Escuchar la verdad a veces puede ser difícil. A veces puede ser incómodo. A la gente moderna no le gusta estar incómoda. Preferimos que nos rasquen los oídos. El Apóstol se refiere a esto como “volverse a las fábulas”. Muy pocos cristianos deliberadamente van en busca de falsa enseñanza. Pero en cambio, se meten en ello porque es más cómodo. Cuando algo se siente muy cómodo, las alarmas deberían empezar a sonar para dirigirnos nuevamente a la enseñanza sana de la Palabra de Dios.

Oración: Señor dirige nuestros caminos, por la luz de Tu Palabra. Que Tu Palabra sea una lámpara a nuestros pies y lumbrera a nuestro camino, por el honor de Tu Nombre. Amén.

Ref: Taylor, Paul (2010), Comezón de oídos, (Castle Rock, WA: J6D Publicaciones). Imagen: Adobe Stock Imágenes, con licencia de autor.

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