Mateo 6:27-29
“¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se angustie, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os angustiáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos”.

Si usted se levanta cuando aún está oscuro, usted sabe cuan abrumador puede ser encender la luz.  Sus ojos inclusive podrían lastimarse al principio.  Si usted ha tenido esta experiencia, puede entender uno de los problemas que tuvo que ser solventado cuando se desarrolló el radar.

El diseño especial del radar del murciélagoBásicamente, el radar está hecho de dos partes.  El transmisor envía un poderoso rayo de ondas de radar.  Pero la otra parte del sistema de radar es un receptor muy sensible que no puede aguantar la poderosa señal saliente.  Uno de los mayores problemas técnicos que tuvieron que ser superados al desarrollar el radar moderno involucró enviar una poderosa señal sin abrumar al sensible receptor.  Lo que los científicos finalmente desarrollaron fue un switch rápido que apaga el receptor sensible cada vez que un pulso de radar es enviado.

Los murciélagos, que tienen su propio radar sónico, tuvieron este problema resuelto desde el principio.  Ellos tienen músculos en sus oídos que son los receptores para los ecos.  Estos músculos cierran los oídos durante fracciones de segundos cuando los murciélagos están enviando sus señales de tono alto.

Sin esta característica, el sistema de navegación del murciélago sería inútil.  ¿Cómo pudo un murciélago resolver que necesitaba esta habilidad y luego decidir crecer músculos y tejido relacionado para hacer el trabajo?  ¡Cuando uno decide decir que las criaturas, en vez del Creador, se han hecho a sí mismas uno puede terminar con unas conclusiones muy necias!

Prayer:
Amado Padre, Tú has hecho todas las cosas bien y con el bien de la creación en mente. Ayúdame a recordar esto cuando tiendo a pensar de Tu Palabra como separada de las realidades de la vida diaria, por consiguiente perdiéndome tantas las bendiciones que Tú tienes preparadas para mí. En Nombre de Cristo Jesús. Amén.

Notes:
Henson, O.W. 1971. Journal of Physiology, v. 180. p. 871.

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