El Insecto Con Dos Cerebros
2 Corintios 5:17
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; todas son hechas nuevas”.
Todos hemos mirado con admiración la asombrosa transformación de una oruga en una polilla. Sin embargo, ¿se había percatado de que una polilla necesita un tipo de cerebro completamente diferente al de una oruga? ¡Realmente podemos decir que aquí tenemos un insecto con dos cerebros!
En la etapa de oruga, la polilla se mueve pesadamente en un cuerpo que está diseñado principalmente para comer. Su cerebro debe poder controlar mandíbulas poderosas y un sistema digestivo comparativamente enorme, así como las complejidades de la locomoción de las orugas. El mundo de la oruga es muy diferente al mundo de la polilla.
Durante la metamorfosis, la oruga se disuelve por completo y la polilla se reconstruye a partir del líquido. El cerebro, por ejemplo, requiere nuevas células nerviosas y nuevas conexiones entre las células cerebrales, mientras que algunas células cerebrales cambian de función, migran a nuevas ubicaciones o incluso mueren. El resultado es un cerebro que es 10 veces más grande que el de la oruga y está listo para controlar el vuelo. El propósito principal de la polilla en la vida es reproducirse. Entonces, su nuevo cerebro es capaz de generar los olores que usan las polillas para identificar y comunicarse con posibles parejas. También está equipado para detectar los olores de una pareja potencial.
Solo nuestro Creador todopoderoso pudo convertir completamente una oruga en una polilla. Solo Él pudo reconstruir y multiplicar por diez su cerebro en solo una semana o dos. Aún más asombroso es cómo Él transforma a las personas. Mediante el perdón de los pecados, Jesucristo nos convierte de personas que desean escapar de Él a nuevas criaturas que lo aman y encuentran gozo en Él.
Oración: Amado Señor, te agradezco por todos los milagros que has realizado en este mundo, y Tú has obrado el más grande en mí al darme fe en el perdón de los pecados que Tu obtuviste para mí en la cruz. Amén.
Ref: Miller, Julie Ann. 1983. “Un cerebro para todas las estaciones”. Noticias científicas, v. 123, 23 de abril. pág. 268. Foto: Hawk moth – Pixabay.com
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