El milagro de oír
2 Samuel 22:50
“Por eso te confesaré entre las naciones y cantaré, oh Jehová, a tu nombre”.
Su libro de texto del colegio puede haberle dado la idea de que la ciencia moderna entiende como funciona el sentido de oír. Sin embargo, aunque la ciencia entiende los principios generales, los investigadores todavía están intentando entender los detalles.
El oír empieza con la piel y el cartílago por fuera de nuestras cabezas que llamamos oído. Este tejido está cuidadosamente diseñado para recolectar ondas de sonido y enfocarlos en el hueco en la parte baja central del oído externo. El hueco es un tubo que sigue por alrededor de dos centímetros hasta el tímpano. Al vibrar el tímpano con el sonido entrante, pequeños huesos especializados recogen las vibraciones. Uno de estos huesos cambia las vibraciones en presión hidráulica.
El sonido, ahora convertido en presión hidráulica, es enviado a la cóclea. Este canal enrollado, huesudo, está revestido de tejido que tiene cuatro filas largas de células de pelo. Una vibración tan pequeña como el ancho de un átomo moverá estos pelos. Cada movimiento de estos pelos causa un cambio en el potencial eléctrico de la membrana de las células del pelo. Este cambio provoca una corriente que es alimentada al nervio auditivo e interpretado como sonido por el cerebro. Cada uno de los pelos en el oído responde mejor a una frecuencia específica.
La habilidad de oír pudo haber sido ingeniada utilizando un diseño mucho menos complejo. Tal diseño, sin embargo, nos dejaría sin poder oír las sutilezas de una orquestra o el canto de un pájaro. Nuestro Creador no solo es capaz de una confección excelente, sino que también es generoso en Su creación.
Prayer:
Te agradezco, amado Padre, por la riqueza de los sonidos en la creación. Permite que mi voz te alabe y diga a otros de tus obras maravillosas, especialmente la salvación que Tú has preparado a través del perdón de pecados a través de Tu Hijo, Jesucristo. Amén.
Notes:
Deborah Franklin. 1984. “Crafting Sound from Silence.” Science News, Vol. 126, Oct. 20. P. 252-254