El mito de la ballena andante
Salmos 148:7
“Alabad a Jehová desde la tierra, los monstruos marinos y todos los abismos…”
Las ballenas posan algunos problemas interesantes para aquellos que creen que todos los seres vivientes lentamente evolucionaron hasta su estado presente a lo largo de millones de años. De acuerdo a la evolución, las criaturas del mar gradualmente se adaptaron a la vida en la tierra, porque podían tener una mejor vida allí. De allí es donde los mamíferos supuestamente evolucionaron. Entonces, por alguna razón desconocida, algunos de estos mamíferos – Darwin dijo que era el oso – decidió regresar al mar. Esto requirió que los ancestros mamíferos de la ballena perdieran sus patas, se readapten a la locomoción en el agua, desarrollen nuevas habilidades de visión y muevan sus fosas nasales para respirar detrás de su cerebro.
Con todo y lo improbable que todo esto suena, algunos evolucionistas hacen una afirmación aún más sorprendente. Ellos dicen que algunas ballenas todavía tienen los huesos rudimentarios de sus pelvis o patas incrustadas en sus cuerpos. Algunos inclusive han afirmado que se han visto ciertas ballenas que todavía tenían patas rudimentarias creciendo de sus cuerpos. Sin embargo, ningún rastro de estas llamadas “patas” pueden ser encontradas en ninguna literatura científica. El pequeño hueso que algunas ballenas tienen no es una pelvis rudimentaria. Ni siquiera está adjunto a la columna vertebral o a ninguna parte del esqueleto, sino que esta situada dentro del cuerpo como un ancla para algunos de los órganos de la ballena. En corto, cualquier habladuría de ballenas con patas o estructuras rudimentarias de caminar es puro mito.
Dios creó las ballenas, tal como dice la Biblia. Las grandes ballenas glorifican a Dios con su gran majestad y poder.
Oración: Con las ballenas, Amado Padre, te glorifico por Tu obra de creación y por mi salvación en Cristo Jesús. Amén.
Ref: Creación, 6 8/98, págs. 10 13, “El extraño cuento de la pata de la ballena”. Foto: Ballena Pexels Pixabay com.
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