Salmos 139:14
“Te alabaré, porque formidables y maravillosas son tus obras; estoy maravillado y mi alma lo sabe muy bien”.

¿Alguna vez sus ojos le juegan trucos?  Nuestros ojos regularmente nos juegan trucos con la ayuda de nuestros cerebros.

Deceptive EyeRepetidas investigaciones han demostrado que las imágenes que vemos no son exactamente lo que ven nuestros ojos.  Nuestros ojos y cerebros trabajan juntos para construir las imágenes que llamamos vista.  No es que nuestros ojos están buscando embaucarnos.  La mayoría del tiempo nuestros ojos están trabajando para ayudarnos.  Trabajando juntos, nuestro cerebro y ojos añaden detalles lógicos a las imágenes que vemos.  Cada uno de nosotros tenemos un punto ciego en nuestra visión porque no hay células de visión donde se encuentra el nervio óptico.  En vez de enseñarnos un punto de nada en el punto ciego de nuestro campo de visión, nuestro cerebro inventa una imagen de los detalles circundantes.  Su cerebro le hace el mismo truco cuando usted corrige su manuscrito terminado.  Mientras que otros todavía pueden encontrar errores tipográficos, usted no puede.  Su cerebro sabe lo que está diciendo y por lo tanto automáticamente le enseña una versión reparada, haciendo que muchos de sus errores tipográficos se vuelvan invisibles.

Sus pupilas pueden revelar sus pensamientos.  Estudios han mostrado que cuando se ven escenas desagradables las pupilas se retractan.  Escenas agradables o interesantes hacen que las pupilas de abran más.

Charles Darwin escribió, “El suponer que el ojo, innovaciones inimitables para ajustar el enfoque a diferentes distancias, para dejar pasar diferentes cantidades de luz, y por la corrección de aberración esférica y cromática, pudieran haber sido formadas por selección natural, parece, confieso libremente, absurdo en el mayor grado posible”.  ¡No solemos estar de acuerdo con Darwin, pero esta vez si lo estamos!

Prayer:
Amado Padre, Te agradezco que la excelencia de Tu obra al hacernos es tan notable que inclusive aquellos que quieren negarte no pueden hacerlo fácilmente. Enséñame como utilizar esto para guiar a otros a Cristo. En Su Nombre. Amén.

Notes:
McCutcheon, M. 1989. The Compass in Your Nose . . . . Los Angeles: Jeremy P. Tarcher.

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