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El Tátara Tataranieto de Caín

Génesis 4:23-24
Y dijo Lamec a sus mujeres: Ada y Zila, oíd mi voz; Mujeres de Lamec, escuchad mi dicho: Que un varón mataré por mi herida, Y un joven por mi golpe. Si siete veces será vengado Caín, Lamec en verdad setenta veces siete lo será.

Cinco generaciones después de Caín, llegó un hombre llamado Lamec. Este no era el mismo Lamec que fue el padre de Noé.

La importancia del descendiente de Caín, Lamec, fue que decidió tomar el papel de Dios en su propia vida y sobre los que le rodeaban. Dios había dicho que iba a vengar a Caín siete veces, si alguien quería asesinarlo. Pero, Lamec quería hacer su propia venganza, y esta era de setenta veces siete. Y, anunció que mataría a la gente, no por intento de asesinato, sino sólo por el hecho de ser herido o golpeado.

Esta usurpación del papel de Dios, también fue vista en otras acciones de Lamec. Dios estableció que el matrimonio iba a ser un hombre y una mujer, así como él lo hizo con Adán y Eva. Pero, Lamec decidió tener dos esposas. Si un hombre tiene dos esposas, ninguna está en igualdad como su compañera. Las motivaciones de Lamec, para ser el primer polígamo del mundo están expuestas en los nombres de sus esposas, Ada, que significa “adorno” y Zila, que significa “sombra”. No hay nada de malo con que un hombre este físicamente atraído a su esposa (singular), pero estos nombres sugieren que Lamec sólo estaba interesado en la tracción física.

Lamec es un claro ejemplo de lo que ocurre en el transcurso de unas pocas generaciones, cuando un pueblo se aleja de Dios. En sólo cinco generaciones, tenemos una sociedad que rechaza la definición de matrimonio puesta por Dios y que busca su propio control sobre la sociedad. Esta sociedad anti-diluviana es muy similar a nuestra sociedad actual.

Oración: Señor perdónanos, por las veces que buscamos hacer las cosas a nuestra propia manera, creyendo así que sabemos lo que es mejor para nuestras propias vidas. Te pedimos que siempre busquemos tu guía y tu voluntad en todo momento. Amén.

Ref: Morris, S.M. (1976), El Registro del Génesis (Grand Rapids, MI: Baker Book House), pág. 147. Imagen: Dominio Público.

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