¿El la Bíblia un libro de medicina?
Números 19:18
“Luego un hombre que esté puro tomará hisopo, lo mojará en el agua y rociará sobre la tienda, sobre todos los muebles, sobre las personas que allí estén, y sobre aquel que haya tocado el hueso, el asesinado, el muerto o el sepulcro”.
“La Biblia no es un libro de ciencia”. Hoy en día a menudo escuchamos y leemos esta afirmación. Es cierto que a un cirujano no se le encontrará buscando en la Biblia durante una cirugía para poder perfeccionar su técnica quirúrgica. Pero sí hay una mentira engañosa escondida en la afirmación de que la Biblia no es un libro de ciencia.
Cuando Ignaz Semmelweis era un doctor, una de cada seis mujeres que daba a luz en su hospital moría de lo que se llamaba “fiebre de las parturientas”. El Dr. Semmelweis salió a descubrir por qué esto estaba sucediendo. Él descubrió que los doctores no estaban lavándose las manos o los instrumentos entre pacientes. Como resultado, estaban esparciendo gérmenes de un paciente al otro. ¡El Dr. Semmelweis instituyó una política que requería manos e instrumentos limpios para cada paciente, y los índices de mortalidad cayeron a casi cero inmediatamente!
Pero el descubrimiento del Dr. Semmelweis no era nuevo conocimiento. Miles de años antes, Dios había enseñado a los israelitas, a través de Moisés, que cada vez que estuvieran en contacto con una persona muerta o enferma, ellos quedaban “impuros”. Las personas impuras y sus vestimentas tenían que ser limpiadas en agua clara corrientes. También tenían que salpicar sus ropas con ramas de hisopo mojado. Hoy sabemos que el hisopo contiene un poderoso agente antibacterial y antifungal.
Así que cuando la Biblia dice algo sobre un área científica, todavía está técnicamente acertado y correcto. ¡Después de todo, el autor de la Biblia también es el autor de todo lo que la ciencia estudia!
Prayer:
Amado Padre celestial, el mundo declara que la Biblia, Tu Palabra, es pasada de moda y luego la ignora, para su propia gran pérdida. Yo, por lo tanto, te pido que me perdones en el Nombre de Jesús, por mi propia negligencia en hacer que Tu Palabra sea más una parte de mi vida. Ayúdame a abandonar los caminos del mundo y haz que la Biblia se una parte práctica de mi diario vivir. Amén.
Notes:
Thompson, Bert. 1990. “Dr. Semmelweis & the Bible.” Reasoning from Revelation, June. p. 3. Image: Ignaz Phillip Semmelweis. (PD)