¿Hace milagros el tiempo?

Isaías 44:8
“No temáis ni os amedrentéis. ¿No te lo hice oír desde la antigüedad y te lo dije? Luego vosotros sois mis testigos. ¡No hay Dios sino yo! ¡No hay Roca, no conozco ninguna!”

Se ha dicho que si toma una rana y la convierte en un hombre al darle un beso, usted tiene un cuento de hadas.  Pero que si toma una rana y la convierte en un hombre al añadirle millones de años, usted tiene ciencia.  Pareciera como si las personas pensaran que al añadir millones de años, lo imposible se hace posible.

Inclusive los evolucionistas más comprometidos admiten que nuestro conocimiento de cómo las cosas funcionan hace que sea difícil explicar como la vida pudo desarrollarse por sí misma de cosas sin vida.

El difunto George Wald, que enseñó biología en Harvard, dijo justamente esto en un artículo de la revista Scientific American (Americano Científico).  Él se maravilló de la vida y de todos sus sistemas complejos cuando escribió unas de las palabras más famosas alguna vez ofrecidas por un evolucionista.   “El tiempo con el cual debemos lidiar aquí es de alrededor de 2 billones de años.  Lo que nosotros consideramos como imposible sobre la base de la experiencia humana no tiene sentido aquí.  Dado tanto tiempo, lo imposible se convierte en posible,  lo posible se convierte en probable y lo probable se convierte en virtualmente cierto.  Uno sólo tiene que esperar.  El tiempo mismo realiza milagros”.

Observe como el Profesor Wald admite la necesidad de milagros para producir la vida.  ¿Acaso grandes cantidades de tiempo – tiempo que sabemos que no existía – creó estos milagros? Por supuesto que no.  Una ley fundamental nos dice que si algo no sucede por sí mismo en poco tiempo, es virtualmente cierto que no sucederá a lo largo de mucho tiempo.

Es verdad.  Si usted rechaza al Dios Todopoderoso como su Creador, usted encontrará otro falso dios que haga milagros.  Para muchos evolucionistas, ese falso dios es el tiempo.

Prayer:
Amado Padre celestial, por causa de lo que el pecado ha hecho a nuestras mentes, creeríamos en cosas increíbles, y sin embargo rechazamos las verdades más simples que Tu enseñas. Por medio de Tu gracia perdonadora crea en mí una nueva mente. En Nombre de Jesús. Amén.

Notes:
Wald, George. 1954. The origin of life. Scientific American, Aug. pp. 45-53.