HIBERNACIÓN DE RANAS

Éxodo 8:10b-11

“Moisés respondió: “Se hará conforme a tu palabra, para que conozcas que no hay como Jehová, nuestro Dios. Las ranas se apartarán de ti y de tus casas, de tus siervos y de tu pueblo, y solamente quedarán en el río.”

¿Alguna vez se preguntó a dónde van las ranas durante el invierno?  Sí, las ranas  hibernan, pero hay mucho más en esto que eso.

Las ranas son de sangre fría, lo cual significa que no crean su propio calor corporal.  El calor que necesitan para mantenerse con vida debe venir de la luz del sol o del calor del agua y el aire a su alrededor.  Al enfriarse el clima, la sangre de una rana empieza a espesarse y la vida se desacelera.  Las ranas empiezan a buscar por lugares dónde hibernar.   La rana debe buscar cuidadosamente elegir su lugar de reposo invernal.  Si la temperatura de su cuerpo cae más de dos grados bajo el punto de congelamiento del agua, cristales de hielo empiezan a formarse en su sangre, y morirá.  Algunas ranas se entierran a sí mismas lo suficientemente profundo en el lodo para evitar las temperaturas heladas.  Otras pueden meterse dentro de troncos decompuestos o bajo hojas, ambas maneras proveen calor de la descomposición para evitar las temperaturas heladas.

Los científicos han encontrado que las ranas tienen aún otro truco para ayudarles a sobrevivir.  Cuando el clima está más frío de lo acostumbrado durante la primavera o el verano, significa para las ranas una vida más difícil y más muertes entre su población, por lo que la próxima generación de ranas automáticamente tendrán más hembras.  Más hembras significan que más huevos serán puestos en la primavera.  Como resultado, la población de ranas retornará más rápidamente a lo normal.

Por todas partes que miremos en la creación encontramos evidencia, no solo de la sabiduría del Creador, pero de Su amoroso cuidado por cada ser viviente.  ¿Conoce Su amoroso cuidado en su vida?  Usted puede estar absolutamente seguro de ese cuidado a través del perdón de pecados en Cristo Jesús.

Oración: Amado Padre celestial, toda la creación te sirve y te honra. Ayúdame a proceder en mi vida como Tu hijo redimido para que yo, también, pueda servirte y honrarte mejor a Ti. En nombre de Cristo Jesús. Amén.