La alarma del murciélago que nunca falla
Salmos 119:154
“Defiende mi causa y redímeme; vivifícame con tu palabra”.
El murciélago que se mueve rápido corta casi invisiblemente a través de la oscuridad, silencioso para todos menos para los que pueden escuchar su radar ultrasónico. ¿Qué oportunidad tiene un pobre grillo volador nocturno – sabroso bocadillo preciado de murciélago?
Tratemos este problema como si usted fuera el Creador, frente al problema de dar a su grillo volador nocturno la oportunidad contra su predador. Por supuesto, usted podría diseñar al grillo para que se quedara en su lugar de escondite por la noche, pero entonces usted no tendría un grillo volador nocturno. También, usted podría darle al grillo la habilidad de escuchar el radar del murciélago, pero aún sólo eso no ayudaría al grillo si no puede llegar a un lugar seguro.
La solución que nuestro verdadero Creador ha inventado para ayudar a preservar la vida del grillo es otro ejemplo de Su excelencia en ingeniería. Él ha construido al grillo con un detector de murciélago unicelular que está conectado al sistema nervioso del grillo. El detector se acciona por medio de la frecuencia que los murciélagos utilizan para la navegación. Cuando se acciona, la célula se enciende hasta 500 impulsos por segundo. Estos impulsos automáticamente causan que el grillo se aleje de la fuente del ultrasonido. El hecho de ingeniería más impresionante acerca de este detector de murciélago es que sólo funciona si el grillo está en vuelo y por lo tanto vulnerable a los murciélagos. ¡Cuando los grillos están a salvo de los murciélagos – descansando, escondiéndose o limpiándose – el detector de murciélago no enciende ninguna advertencia del todo!
La elegancia precisa en que el Creador ha diseñado al grillo para su protección es un testimonio de Su sabiduría y del cuidado que tiene de todo lo que ha creado. Aprenda más acerca de la sabiduría de Dios en la Biblia.
Oración: Amado Padre Tú amor es tan grande que se extiende a todo lo que Tú has hecho. Tu amor por mí es más profundo aun de lo que yo alguna vez podría entender, pero te agradezco porque si sé que me has amado tanto ya que enviaste a Tu único Hijo para mi salvación. Gracias por Tu amor. Ayúdame a reflejar ese amor a los demás. Amén.
REF. Shreeve, James. 1985. La gran fuga del grillo. Science 85, mayo. p. 83. Foto: Grillos – (PD)
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