2 Timoteo 4:3a

“Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír…”

“El tiempo está llegando”, dijo el Apóstol Pablo a su joven protegido, Timoteo, “cuando los hombres no soportarán la doctrina sana”.

Hay muchos que dirían, y yo no estaría en desacuerdo, que ha llegado el momento. La iglesia a menudo parece estar llena de enseñanzas aberrantes sobre todo tipo de temas. La razón por la desacertada doctrina es el hecho de no fundamentar las ideas en la verdad de las Escrituras. Los pioneros del movimiento de la creación a menudo han señalado que el hecho de no aceptar los primeros capítulos de Génesis como una verdad literal es uno de los principales factores que contribuyen a abrir la puerta a otros errores no bíblicos.

La palabra griega que se traduce como sana en la frase “sana doctrina” es hugiano (υγιαινω), de la cual obtenemos la palabra higiene en español. La implicación en la carta del apóstol es que hay algo antihigiénico e insalubre en las doctrinas, que no se derivan de las Escrituras.

“¿Cómo puede un joven mantener su camino puro?”, pregunta retóricamente el salmista. “Guardándolo según Tu Palabra”. La pureza se evalúa comparándola con lo que dice la Escritura. Por lo tanto, la Biblia es una medicina preventiva para abordar el tema de la doctrina antihigiénica.

Quienes viven en condiciones antihigiénicas se enferman. Nuestra salud espiritual depende de aferrarnos a una enseñanza limpia de la Palabra de Dios.

 Oración: Señor Dios, Gracias por Tu maravillosa e inspirada Palabra. Pedimos que hagas que nuestra doctrina sea limpia, higiénica, y sana, de acuerdo a Tu Santa Palabra. Amén.

Ref: Gill, J. (1763), Exposición de la Biblia. Imagen: Rembrandt, el apóstol Pablo, de dominio público.

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