La Evolución de Las Plumas
Génesis 1:22-23
“Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra. Y fue la tarde y la mañana el día quinto.”
Una de las objeciones más obvias a la supuesta evolución de las aves a partir de dinosaurios terópodos es la evolución de las propias plumas. Para transformar un dinosaurio terópodo, que parece tener escamas de reptil desnudas, en un pájaro con plumas, se supone que las escamas deben deshilacharse en pedazos para formar la distinguida estructura plumosa. Muchos evolucionistas han notado la dificultad de sugerir tantos cambios, y es en parte por esta razón que los dinosaurios terópodos mismos a menudo se representan cubiertos de plumas. Sin embargo, al hacer esto, los evolucionistas simplemente han movido el problema y no lo han resuelto. Parte del problema es que las partes clave de la pluma deben ser muy exactas en su construcción para que funcionen. Por ejemplo, los “ganchos y ojos” de las plumas (conocidos como barbules y hamuli) deben ser exactamente del tamaño correcto para encajar. Si fueran un poco cortos o un poco largos, entonces no habría un ajuste hermético para el vuelo ni un ajuste hermético para las aves acuáticas. La única respuesta que pueden tener los evolucionistas es que esta exactitud no es necesaria para sus dinosaurios emplumados, por lo que están permitiendo que la evolución de las bárbulas exactas podría ser posterior a la de las plumas originales. Pero esta explicación es débil y no pasa la prueba de simplicidad de Occam Razor, mientras que el diseño cuidadoso y preciso de las plumas, independientemente de las escamas, claramente lo hace.
Oración: Gracias Señor, por la belleza y simplicidad que vemos en los intrincados diseños que has hecho. Estamos asombrados y alabamos Tu Nombre. Amén.
Ref: Bergman, J., La evolución de las plumas: Un problema importante para el Darwinismo, Journal of Creation (anteriormente TJ) 17(1):33–41, abril de 2003. Imagen: Dominio público.
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