Santiago 1:17
“Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.” 

Los oyentes de estos programas de “Momentos de La Creación” pueden recordar que anteriormente había confesado que me gustaba una bebida caliente, hecha de la elaboración de los granos tostados de cereza de la planta coffea arabica. Pero, aparentemente, “La Evolución” supone que no debería gustarme. Aunque, esto debería ser una razón más para alabar al Señor de que soy un creacionista.

Un estudio reciente de la Universidad de Northwestern –presumiblemente, el departamento de trabajo insuficiente– ha investigado la relación entre el amargo del café y el gusto de mucha gente por este. Aparentemente, “La Evolución” produjo lo amargo como una advertencia para nosotros acerca de las sustancias que nos hacen daño. Así que cuando probamos un producto químico amargo –como la cafeína– toda “La Evolución” dentro de nuestro cerebro nos grita para que la escupamos.

“Usted esperaría que las personas que son particularmente sensibles al sabor amargo de la cafeína beberían menos café”, así dice uno de los investigadores de alto nivel. Sin embargo, sorprendentemente, ésta investigación encontró que la amargura extra tiene el efecto opuesto. Más bien, hace a algunas personas que beban más café. Y, la peor noticia para los ingleses, el aumento del consumo de café significa la reducción del consumo de té.

“Nuestro estudio sugiere que los consumidores de café adquieren un sabor o la capacidad de detectar la cafeína debido al refuerzo positivo aprendido (es decir, la estimulación) provocado por la cafeína”. Así que evolucionamos para que nos guste el café, aunque se suponía que debíamos evolucionar para que no nos guste. Espero que sea claro. Ahora, es hora de que tome una taza de té.

Oración: Gracias Padre, por todos Tus dones. Te agradecemos porque nuestra comida y bebida no es sólo para n uestro sustento, sino también para disfrutarla. Amén.

Autor: Pablo F. Taylor

Ref: Universidad de Northwestern. ¿Por qué no debería gustarnos el café, pero nos gusta?: Extrañamente, las personas con una mayor sensibilidad al sabor amargo de la cafeína beben más café.” ScienceDaily, 15 de noviembre de 2018. <www.sciencedaily.com/releases/2018/11/181115104603.htm>. Imagen: CC BY-SA 2.0 Genérico.

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