Mateo 6:28
“Y por el vestido, ¿por qué os angustiáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan…”

La paz y serenidad de los bosques de abeto en Norteamérica ocasionalmente se rompe por algo tan sencillo como el susurro de un ciervo que pasa por allí.  Por lo menos eso es lo que la mayoría de las personas piensan.  En realidad, hay cosas que están sucediendo que nos causarían un asombro profundo.

La flor de cornejo bunchberry tiene solo una décima de pulgada de alto.  Los científicos saben que las flores se abren explosivamente.  Las flores hacen esto para propulsar su polen lo más lejos posible.  Los científicos decidieron averiguar precisamente cuan rápido las flores realmente se abren.  Así que decidieron grabar una flor que se abría con una cámara de alta velocidad que tiene la capacidad de tomar 1.000 fotos por segundo.  Pero la cámara resultó ser lenta.  Tan solo fue con una cámara que toma 10.000 fotos por segundo que pudieron ver claramente lo que sucedía. Vieron que los pétalos se abrieron, y en una acción separada, los estambres se despliegan tan rápido que catapultan al polen en el aire.  Todo esto sucede en cuatro décimas de una milésima de segundo.  Esto es cien veces más rápido que la lengua de un camaleón capturando su almuerzo.  Los estambres se despliegan tan rápido que someten al polen a 2.400 veces la fuerza de la gravedad.

No hay límites para las maravillas que Dios puede concebir y crear.  Su maravilla más grande es Su misericordia que resultó en perdón y salvación.

Prayer:
Padre, Tus maravillas son esparcidas generosamente en la creación. Gracias por el asombro que inspiran. Amén.

Notes:
Creation, 3-5/09, pp. 32-34, David Catchpoole, “Bunchberry Bang!”

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