La medicina moderna se está poniendo al día con la Bíblia

Proverbios 3:7-8
“No seas sabio en tu propia opinión, sino teme a Jehová y apártate del mal, porque esto será medicina para tus músculos y refrigerio para tus huesos”.

La Biblia ha enseñado por miles de años que hay una conexión entre la salud espiritual y física.  Cuando llegó el racionalismo, muchos buscaron negar el aspecto espiritual de los seres humanos.  Para ellos, nada tienen que ver lo espiritual con lo material.  Incluso la medicina fue enseñada y practicada desde ese punto de vista, y todavía lo es por muchos,  sin consideración alguna de la espiritualidad humana.  En una reciente encuesta, sólo el 20 por ciento de los doctores reportaron que la espiritualidad y la sanidad aparecieron alguna vez durante su educación médica.

Sin embargo, según muestran recientes encuestas, la perspectiva racionalista está empezando a cambiar hoy en día.  Entre estas encuestas hay una de médicos familiares en 1996, otra de profesionales de una aseguradora de salud en 1997 y otra encuesta más en 1987 de los estadounidenses.  Hoy en día, el 87 por ciento del público norteamericano cree que la oración y otras prácticas religiosas ayudan en el tratamiento de las personas que están enfermas.  Aún es más sorprendente,  que el 99 por ciento de todos los médicos encuestados creen que estas cosas ayudan.  El cuarenta y uno por ciento del público norteamericano encuestado dijo que su salud había mejorado e incluso se habían curado debido a la oración personal.  Así también, no está fuera de lugar, que el 74 por ciento de norteamericanos concuerda, que los doctores deben empezar una discusión de las necesidades espirituales del paciente como parte del tratamiento del paciente.

Entonces, no es sorpresa saber que la Biblia tuvo razón miles de años antes de que la medicina moderna aprendiera que la salud espiritual y la salud física sí están relacionadas.  Sin embargo, es bueno ver que ésta rama de la ciencia por fin se está poniendo al día con la Biblia.

Prayer:
Te alabo amado Padre, porque has compartido Tu sabiduría con nosotros en la Biblia. En Nombre de Cristo Jesús. Amén.

Ref: Better Health, Summer 99, v.15, n.2. Foto: Pixabay (PD)

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