La promesa de las ranas venenosas

Isaías 38:17
“He aquí gran amargura me sobrevino en la paz, pero a ti te agradó librar[g] mi vida del hoyo de la corrupción, porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados”.

Las pequeñas ranas flecha venenosas del trópico americano están ayudando a los científicos a entender como los nervios y los músculos funcionan.  Sin embargo, los venenos de esta rana Phantasmal poison frogestán entre las sustancias más tóxicas conocidas a los humanos.  El veneno de un individuo, de menos de una pulgada de largo, puede matar a 50 seres humanos.

Estas criaturas de colores brillantes se llaman ranas flecha venenosas, porque cazadores indios han remojado los dardos de sus cerbatanas con el veneno durante siglos.  Las 50 a 120 especies conocidas de ranas producen más de 200 tipos de venenos mortales, que liberan a través de su piel.  Los venenos funcionan al cerrar las cargas eléctricas que hacen que los músculos y los nervios operen.

Los científicos creen que podrían convertir los venenos en potentes analgésicos o estimulantes cardiacos.  Sin embargo, estas sustancias pueden no tener los efectos secundarios que producen los analgésicos y estimulantes cardiacos.  Además, los científicos creen que los venenos pueden ayudarlos a entender los desórdenes como la enfermedad de Alzheimer y ritmos cardiacos anormales.

Puede ser posible de que antes de que el pecado infectara la perfecta creación de Dios, los venenos de estas ranas mortales eran ligeramente diferentes químicamente, haciendo que sean medicinas que producen salud.  Tal vez los esfuerzos humanos por subyugar la tierra podría restaurar estas sustancias a su anterior estado saludable.  Pero tales esfuerzos pueden tan solo revertir los efectos terrenales y temporales del pecado.  Sólo Cristo Jesús como nuestro Señor y Salvador puede permanentemente revertir los efectos eternos del pecado.

Prayer:
Amado Señor, te pido que bendigas los esfuerzos del hombre para mejorar su vida aquí. Sin embargo, usa a Tu pueblo, incluyéndome a mí, para ayudar al mundo a entender que nuestra única esperanza eterna se encuentra en tu inocente y sufriente muerte por el pecado. Amén.

Notes:
Brody, Jane. 1990. “Using toxins from tiny frogs, researchers seek clues to disease.” The New York Times, Jan. 23. p. C3. Photo: Phantasmal poison frog. (CC BY 2.0