Las plantas y las bacterias se comunican
Efesios 2:8-9
“…porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios. No por obras, para que nadie se gloríe…”
Algunas personas les hablan a sus plantas. ¿Pero qué le puede uno decir a una bacteria? Evidentemente la planta de la soja sabe exactamente qué decir para hacer que la bacteria sea su amiga cercana y ayudante.
La simbiosis significa una relación entre dos criaturas diferentes en la cual ambas se ayudan la una a la otra. Las plantas necesitan nitrógeno para crecer saludablemente. Sin embargo, mientras que hay más que suficiente nitrógeno en el aire, las plantas por lo general no pueden hacer uso de ese nitrógeno. Las legumbres como la soja, se unen con bacterias que pueden tomar el nitrógeno del aire y volverlo en una forma de nitrógeno que las plantas, incluyendo la soja, pueden usar. A cambio, la planta crea un lindo hogar para la bacteria en nodos en sus raíces y provee a la bacteria de alimento.
Las bacterias necesitan una gran cantidad de oxígeno y energía para fijar el nitrógeno en la tierra. El oxígeno es suplido por heme. Si ese nombre le recuerda de la hemoglobina que lleva oxígeno en la sangre, usted está en el camino correcto. Esa es la razón por la cual el heme en los nódulos los vuelve rojizos. ¿Quién hace el heme, la soja o la bacteria? Cuando están solos, ninguna de las criaturas tiene ningún heme. Los investigadores han aprendido que la planta realiza la primera parte de la química necesaria para hacer heme y la bacteria termina con el trabajo. ¡La planta y la bacteria en realidad se comunican químicamente entre sí para que la producción vaya bien!
La comunicación entre criaturas tan diferentes, que les permite realizar una química sofisticada para mejorar ambas vidas, muestra cuan inadecuada es la evolución para explicar la vida. ¡Este arreglo de seguro glorifica al Creador!
Prayer:
Amado Padre, sin Tu comunicación hacia mí en Tu Palabra, mi vida estaría sin los beneficios de limpieza de la sangre de mi Señor y Salvador. Te agradezco que mi salvación sea sin mi esfuerzo, el cual nunca sería suficiente. Amén.
Notes:
Pennisi, E. 1991. Intimate chemistry of a symbiotic odd couple. Science News, v. 139, Mar. 9. p. 151.