Los juegos que juegan los animales
Job 40:20
“Ciertamente para él producen hierba los montes, donde retozan las bestias del campo”.
¿Para qué sirve el juego? Bueno, es muy divertido, pero la diversión no tiene ningún valor evolucionista. Los evolucionistas están perplejos por el hecho de que parece que a los animales les encanta jugar. Ellos han ofrecido muchas teorías de cómo el juego pude tener algún valor de supervivencia, pero ni siquiera se han convencido a sí mismos de que alguna de sus explicaciones para el juego realmente explica alguna cosa.
La mayoría de nosotros hemos visto cachorros y gatitos jugar, a veces inclusive jugando entre sí. Una vista común en una granja, es el de un potro solo, saltando y bailando en el campo por ninguna razón aparente que el gozo de hacerlo. Muchas criaturas disfrutan de un buen juego de rey de la montaña.
Muchos de los juegos que juegan los animales muestran una sorprendente cantidad de creatividad. A las ballenas francas se les ha visto levantar sus colas en el aire en ángulos derechos hacia el viento, utilizándolas como velos para propulsarse hacia la orilla. Los osos polares disfrutan de dejar caer objetos cuesta abajo y luego perseguirlos. Algunos cachorros inclusive juegan a tirar y recoger consigo mismos. Los monos a menudo hacen esponjas de hojas masticadas para poder recoger agua de árboles huecos. Pero a menudo se aburren con esto y empiezan a juguetear, empezando luchas de agua y haciendo caras con las hojas en sus bocas.
De acuerdo a la Biblia, nuestro Creador es capaz de sentir gozo. Parecería que Él ha dado
a muchas de Sus criaturas la habilidad de disfrutar de la vida y también de divertirse. El juego es un regalo de nuestro Creador que hace que nuestra vida sea un poco más rica.
Prayer:
Señor, Te agradezco por la habilidad de disfrutar de Tus buenos regalos y de divertirnos. Te pido que estas cosas tengan un lugar apropiado en mi vida, enriqueciéndola, y llenándome de más gratitud hacia Ti. Amén.
Notes:
Fagen, Robert. 1983. “Horseplay and monkeyshines.” Science 83, Dec. p. 71. Photo: Pixabay (PD)