Isaías 59:5
“Incuban huevos de áspides, y tejen telas de arañas; el que comiere de sus huevos, morirá; y si los apretaren, saldrán víboras.”

Las arañas son lo suficientemente desagradables aún sin verlas saltar. Pero, hay toda una familia de arañas saltarinas, lo que es suficiente para aterrorizar incluso a la persona con la más leve aracnofobia.

Pero, antes de que me desvíe del tema y diga que no me gustan las arañas, debo admitir que una de sus propiedades más conocidas es su capacidad para adherirse a superficies verticales, e incluso a superficies invertidas, pareciendo desafiar las leyes de la gravedad. Para colgarse del techo boca abajo, está claro que debe haber algún tipo de mecanismo mediante el cual algunas arañas pueden sujetar sus patas incluso a las superficies más lisas. Y, esto nos devuelve a las arañas saltarinas, porque los científicos han analizado cuidadosamente la estructura de las patas de la araña saltarina Evarcha Arcuata.

Para realizar este análisis, los científicos utilizaron un microscopio electrónico de escaneado, uno de los dispositivos de microscopios más potentes disponibles. Las imágenes del microscopio mostraron primero que las patas de las arañas estaban divididas en estructuras parecidas a pelos. Así que agrandaron en el microscopio los pelos y encontraron que cada uno de ellos se dividía en pelos aún más pequeños en las puntas. Las puntas de estos pequeños pelos, o setules, son pequeños triángulos, con un área de 1,7 x 105 nm2. Estos son casi tan pequeños como el nivel molecular, por lo que pueden adherirse a una superficie por las fuerzas intermoleculares de Van Der Waal. Este diseño increíblemente detallado no pudo haber surgido por casualidad; es ilustrativo del maravilloso diseño de nuestro Dios Creador.

 Oración: Gracias Señor, por las maravillas de Tu creación y las maravillosas criaturas que has creado. Amén.

Ref: Sarfati, J., La espectacular pegajosidad de la araña. Creation 27(4):54–55, septiembre de 2005. Imagen: CC BY-SA 4.0 International.

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