Salmos 6:2
“Ten misericordia de mí, Jehová, porque estoy enfermo; sáname, Jehová, porque mis huesos se estremecen”.

Si usted tuviese una piel que le duele, una de las últimas cosas que se aplicaría sería ajíes picantes.  No sólo que los ajíes picantes queman la boca, sino que algunos incluso causan ampollas en la piel.

medicine that's a spice of lifeSin embargo, en América del Sur los ajíes picantes molidos han sido utilizados durante siglos para ayudar a aliviar el dolor.  Los científicos han descubierto que el ingrediente activo en los ajíes alivia el dolor de la piel.  Esta sustancia bloquea las señales de dolor que provienen de los nervios justo debajo de la superficie de la piel.  La salsa de “ají” para la piel no sólo no causa dolor, sino que alivia el dolor que no responde a ningún otro tratamiento.  Este analgésico natural está disponible en cremas y ungüentos que, como muestran las pruebas, alivian el dolor de dos de cada tres personas.

La sabiduría convencional dice que las medicinas que se encuentran en las plantas naturales fueron descubiertas por accidente.  Alguien podría haber descubierto accidentalmente la relación entre una persona que comió cierta planta y que luego se mejoró.  Luego, ellos probarían la misma planta en otros con la misma enfermedad.  Y, si encontrarían que la planta curó a más personas, entonces, la planta sería recordada como parte de una medicina tradicional.

Un analgésico de “ajíes” para la piel parecería contrario a esta teoría.  Pues, las personas que tienen una condición dolorosa en la piel no querrían aplicarse la salsa de ají.  Ya que al hacer esto esperarían que la piel doliera más y le salieran ampollas.  Aunque, es posible que nuestro Creador al principio diera a los humanos algún conocimiento de cómo curar sus dolencias – remedios que Él sabiamente incorporó en su creación.

Prayer:
Amado Padre celestial, te agradezco que hayas provisto la ayuda pertinente para nuestras dolencias terrenales. Permite que esté muy conciente de que estos remedios no pueden reemplazar a Cristo para mis más profundas necesidades, el perdón de los pecados. Amén.

Notes:
Check, William A. Hot peppers for pain. Los Angeles Times (Repr. in Reader’s Digest).

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