MISTERIOS DE LA PIRAÑA
Psalm 50:10
“porque mía es toda bestia del bosque y los millares de animales en los collados”.
Cuando se menciona a la piraña casi todo el mundo se imagina una manada de ganado cruzando el Amazonas-y splish, splash-nada queda más que huesos. En realidad, la piraña es un pez bastante interesante. Ciertamente parece ser el portador de unos pocos trucos que el Creador quería jugar sobre aquellos quienes quieren explicar el mundo sin Él.
De acuerdo a la teoría de la evolución nuevas especies evolucionan cuando hay alguna manera de subsistir en la naturaleza que nadie más está utilizando. Así, que cuando usted tiene muchas especies similares, cada una debe tener su propia especialización. Sin embargo, mientras pueda haber una docena de especies diferentes de pirañas viviendo en una porción del río, todas comen las mismas cosas y viven de la misma manera. Como un evolucionista lo dijo, “esto está en conflicto con la teoría de la evolución”.
Nosotros quienes creemos en un Creador podemos entender Su variedad creadora solo por el simple gozo y euforia de creatividad. Como resultado, no estamos sorprendidos de encontrar diferentes variedades del mismo tipo de pez todos subsistiendo de la misma manera.
Inclusive cuando las pirañas si llevan a cabo uno de sus ataques en masa por lo cual son famosas, cada una toma un mordisco, luego espera en línea hasta que las demás tomen su turno. Muchos evolucionistas tienen dificultad en explicar esto también. El desinterés no debe existir en un mundo evolucionado.
¿Podría este comportamiento desinteresado haber sobrado cuando la creación era perfecta? Ciertamente es una provisión de Dios hacer que la vida sea un poco mejor para la piraña.
Oración:
Señor, te agradezco a Ti por el gozo que me llena al considerar la maravillosa variedad de criaturas que Tú has hecho. Ayúdame mejor a aprender cómo enseñar a otros Tu mano en la creación para que puedan ser un guía hacia Tu gracia perdonadora. Amén.
Notas:
The piranha’s fishy feeding habits. Science Digest, Oct. 1983. p. 29.