Romanos 1:22

“Profesando ser sabios, se hicieron necios…”

Michael Ruse le dijo a Ben Stein que las formas de vida complejas podrían haber comenzado como “moléculas en las espaldas de los cristales”. El motivo de sus comentarios, fue que Stein cuestionó a Ruse, sobre cómo la información en la vida pudo haber surgido por casualidad. La presunción ofrecida es que los cristales muestran una notable regularidad, que se puede reproducir. Los cristales nuevos tendrán moléculas con el mismo arreglo de un cristal anterior. Por lo tanto, se dice, la regularidad de la información en un cristal de ADN podría haber surgido de la misma manera.

 Sin embargo, esto no es una comparación de igual a igual. La forma de un cristal se determina por el arreglo de los átomos o moléculas dentro de la estructura sólida. El ADN no es así. Las cuatro bases, que enlazan las hebras de ADN, actúan de manera similar a las letras. Su organización puede ser considerablemente diferente, lo que hace que se transmita diferente información. La información, así transmitida no depende de la disposición necesaria e inevitable de las moléculas dentro de la estructura del ADN. La idea de la regularidad de los cristales que dan lugar a la información en el ADN es un malentendido popular, fomentado por los científicos, que no quieren hacer frente a la inevitabilidad de la aplicación de la ciencia de la información al ADN; que la información en el ADN no podría haber surgido por casualidad, sino que tenía que haber sido puesto ahí por una inteligencia superior.

 Ese diseñador inteligente no es cualquier diseñador. La información en el ADN fue puesta ahí por Dios, quien es el verdadero diseñador y cuyos atributos se revelan en la Biblia.

 Dios Padre, Te damos gracias porque eres la fuente de toda vida y aliento. Gracias que esta creación está sostenida por Tu sabiduría y poder. Amén.

Ref: Expulsados: Ninguna inteligencia permitida (DVD, 2008), Ben Stein


 

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