No Hay Código Genético Para El Alma Humana

Santiago 2:26

“Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta”.

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El Proyecto Genoma Humano de $ 250 millones está intentando mapear todos los genes humanos. Sus hallazgos preliminares fueron publicados en algún momento del año 2000. Algunos observadores han dicho que el proyecto del Genoma Humano va a definir lo que significa ser humano.

Sin embargo, esta forma de hablar, se basa en La Evolución. Nosotros no somos la suma de nuestro ADN. Por ejemplo, es bien sabido, que dos personas pueden heredar la misma debilidad por el alcohol. Uno puede convertirse en un alcohólico, mientras que el otro evita el alcohol durante toda su vida. Esto no significa que la asignación del Código Genético Humano es intrínsecamente mala. Este conocimiento puede conducir a fármacos diseñados con precisión para hacer lo que se supone que deben hacer, sin efectos secundarios. También, puede conducir a mejores tratamientos para el cáncer, la enfermedad de Alzheimer y otras enfermedades que pueden tener una causa genética.

Al mismo tiempo, algunos peligros están comenzando a aparecer. Por ejemplo, con el conocimiento de la información genética sobre una enfermedad en particular, los bebés podrían ser examinados y aquellos que tienen un potencial de desarrollar problemas de salud no deseados podrían ser abortados. Un organismo gubernamental británico ya ha recomendado este curso de acción. Otro peligro es que los niños puedan ser forzados a ciertas carreras, simplemente sobre la base de su “Potencial Genético.” Incluso, el perfil genético podría conducir a las compañías de seguros a negar la cobertura a personas cuyos genes sugieran la posibilidad de algunas enfermedades en el futuro.

Toda nuestra información genética sumada no define quiénes somos, porque también tenemos un alma que no tiene código genético y sólo el conocimiento de Jesucristo puede traer sanidad al alma humana.

Oración: Señor, te doy gracias, por dar salud a mi alma a través del perdón. Amén.

Notas: el mundo, 4/29/00, págs. 18-21, “Rompiendo el Código “.