Salmos 94:8-9

“¡Entended, necios del pueblo! Y vosotros, insensatos, ¿cuándo seréis sabios?  El que hizo el oído, ¿no oirá? El que formó el ojo, ¿no verá?”

         El ojo es una maravilla química y tecnológica.  Tomaría miles de mutaciones cuidadosamente dirigidas para que una criatura sin ojos desarrolle la vista.  Y como un ojo parcial no provee la vista, cada una de estas miles mutaciones no ofrecerían ninguna ventaja a la criatura.

Por supuesto, el hecho es que las mutaciones no suceden de esta forma.  Todas las verdaderas mutaciones de la cuales conocemos han causado daño en vez de ayudar a la criatura con la mutación.  Este hecho pone la idea de miles de mutaciones positivas seguidas fuera de la esfera de las consideraciones científicamente razonables.  Además, ni los animales vivos ni aquellos fosilizados muestran ninguna evidencia del desarrollo gradual de los ojos.  Por ende la conclusión científica más razonable es que hay un Creador quien diseñó y creó el ojo.

El lente del ojo es una maravilla de la química.  Está compuesto por una concentración de moléculas de proteína dentro de células húmedas.  Cuando los científicos aprendieron esto estuvieron asombrados.  Las moléculas de proteínas en el agua no son transparentes, como debe ser el lente.  Después de más investigación ellos descubrieron el secreto de Dios.  La alta concentración de moléculas de proteína en el lente del ojo causa que las proteínas se compacten algo como las moléculas del vidrio de ventana.  Como resultado, la solución de proteína normalmente opaca en el lente se hace transparente.

¡El ojo hace más daño a las ideas acerca de los orígenes que dejan fuera a Dios que cualquier otro aspecto de la creación porque nos permite ver las huellas dactilares del Creador a todo nuestro alrededor!

Oración: Te agradezco, amado Señor, por el regalo de la vista por fe que me permite ver claras evidencias de Tu artesanía a mí alrededor.  Enséñame a enseñar a otros, cuya vista puede no estar tan clara, que Tú no solo eres nuestro Creador, sino también nuestro Salvador.  Amén.

REF.: I. Peterson. 1983. Why the Eye Lens is Transparent. Science News, April16.

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