Plástico, piedra y otras maravillas antiguas
Eclesiastés 1:9
“¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo
que se hará, pues nada hay nuevo debajo del sol”.
Es desafortunado de que tan a menudo tenemos el sentido de que nada tecnológicamente importante ha sucedido en la historia humana hasta los tiempos modernos. Esto ayuda a mantener la ilusión que de que seres humanos están realmente progresando y evolucionando hacia arriba.
Engranajes diferenciales, que permite que una máquina realice dos funciones simultáneamente, no fueron utilizados en tiempos modernos hasta 1575. Sin embargo, un planetario modelo utilizando engranajes diferenciales fue encontrado en un barco que naufragó en las afueras de Grecia en el año 78 AC. Mientras que a Ben Franklin se le da el crédito de haber descubierto la electricidad, las baterías eléctricas que fechan desde el año 100 AC han sido encontradas en Irak.
La Puerta del Sol es una puerta de piedra tallada elaboradamente con un peso de diez toneladas en Bolivia, a 13.000 pies (3.962,4 metros) sobre el nivel del mar. En México existen rocas grandes con caras talladas en ellas. Estas fueron erguidas entre los años 1250 y 400 AC, tallados de rocas que pesan hasta 24 toneladas que fueron extraídas a 45 millas (72 kilómetros) de distancia de su ubicación actual. ¿Cómo fueron movidos y erguidos estos gigantes? José Davidovits, un científico en el Instituto Geopolimer en Francia, cree que saber. Él sugiere que los constructores químicamente descompusieron la piedra con ácido. Luego llevaron la piedra líquida a su lugar actual y puso el líquido en moldes. En apoyo a esta teoría, Davidovits señala que algunos indios continúan utilizando este método ahora, mientras que rastros del ácido todavía pueden ser encontrados en algunas estructuras de piedra antiguas.
A pesar de todos nuestros aparatos modernos, no hay evidencia de que los humanos sean más ingeniosos hoy de lo que fueron el primer día que caminaron la tierra – tal como lo dice la Biblia.
Oración: Amado Padre celestial, los humanos fácilmente se llenan de orgullo por sus logros. Te confieso que mi orgullo, también se sale de control. Perdóname por el sufrimiento inocente y muerte de Tu Hijo por mí. Enséñame como mejor glorificarte a Ti en vez de a mi. En nombre de Cristo Jesús. Amén.
REF.: Patton, Robert. 1982. Ooparts. Omni, v. 4. p. 53. Foto: Envato
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