1 Corintios 9:24
¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis”.

Aunque suena absurdo preguntar si la bacteria puede pensar, el hecho es, que la ciencia ha conocido por más de cien años que esas pequeñas criaturas en realidad si pueden pensar. Experimentos en 1883, conducidos por Wilhelm Pfeffer, mostraron que las bacterias nadan hacia el buen alimento como la sopa de pollo y se alejarán de los venenos como el desinfectante de trapeador.

Pfeffer también aprendió que las bacterias pueden tomar decisiones. Él se aseguró que sus bacterias supieran la ubicación de la sopa de pollo, y luego las separó de la sopa con una suave mezcla de desinfectante. Él encontró que en esta situación las bacterias nadaban lo más rápido posible a través del desinfectante para poder llegar a la sopa. Este es el tipo de proceso de tomar decisiones que usted y yo atravesamos todos los días.

Para muchos científicos esta evidencia de inteligencia en las bacterias es simplemente asombrosa porque hemos sido condicionados a pensar de la inteligencia en términos de evolución. Mientras más “elevada” o más evolucionada es una criatura, esperamos que sea más inteligente. Pero si reconocemos, como dice la Biblia, que toda la vida es producto de un Creador inteligente, no debemos estar sorprendidos de encontrar que la inteligencia no tiene nada que ver con las relaciones supuestamente evolucionistas. A toda criatura se le ha dado toda la inteligencia que necesita por el Creador. ¡El realmente se preocupa por toda cosa viviente – inclusive las bacterias!

Oración: Amado Padre celestial, cuando parece que nadie se preocupa por mí, ayúdame a recordar que Tú te preocupas, y que Tú me hiciste para poder cuidar de mí. En nombre de Cristo Jesús. Amén.

Photo: Chicken noodle soup by Cajsa Lilliehook CC By SA 2.0

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