Ratones que cultivan

Salmos 145:15
“Los ojos de todos esperan en ti y tú les das su comida a su tiempo”.

Varias diferentes criaturas, desde los ratones hasta los insectos, comen semillas.  El bosque tropical ofrece la mayor variedad de semillas encontradas en cualquier parte del mundo.  El problema es que entre esta gran variedad se encuentran semillas que son venenosas y otras que son tan duras como las piedras. Sin embargo, incluso estas semillas son utilizadas como alimento para algunas criaturas.

Ratones que cultivanUna legumbre trepadora que crece en la selva produce semillas que son altamente venenosas para los insectos.  Sin embargo, hay un escarabajo que puede comer estas semillas altamente nutritivas – inclusive consiguiendo una nutrición extra para sí mismas del veneno.

La Hymenaea protege sus semillas de otra forma.  Las semillas de Hymenaea están selladas dentro de una vaina dura como de madera que nadie en el bosque tropical tiene interés en comerlas – si llegaran a abrirla.  Pero un ratón que vive en la selva puede lograr esta difícil labor.  Este pequeño ratón abre la vaina y guarda la semilla en sus mejillas que son como un bolso.  Cuando regresa a su nido el ratón muerde una pequeña melladura en la dura semilla para ayudarle a que absorba agua.  Luego la entierra en su guarida.  Después de poco tiempo la semilla germina y el ratón tiene un sabroso y tierno semillero para comer.

Los evolucionistas nos dicen  que el cultivar fue uno de los mayores avances que ayudaron a los humanos primitivos a modernizarse.  ¿Cómo, entonces, explican que los ratones no solo cultivan sino que saben como mejorar la germinación de sus cultivos?  Una mejor explicación es que el Creador  compartió este poco de sabiduría de agricultura con el ratón cuando le creó.

Prayer:
Amado Señor, Te agradezco que has llenado la creación con tanto alimento y que has dado a cada una de Tus criaturas la sabiduría necesaria para utilizar ese alimento para su beneficio. En nombre de Cristo Jesús. Amén.

Notes:
Science 84, April 1984, p. 65.