1

Arboles inteligentes e insectos ingeniosos

Salmos 104:24
“¡Cuán innumerables son tus obras, Jehová! Hiciste todas ellas con sabiduría;¡la tierra está llena de tus beneficios!”

¿Qué tan inteligente es el árbol más inteligente que usted haya conocido?  ¿Suena ridículo hablar de árboles como seres inteligentes?  Los botánicos están aprendiendo que algunos árboles tienen defensas elaboradas contra las pestes de insectos.

Árboles inteligentes e insectos ingeniososLos estudios han demostrado que un árbol de álamo americano establece una elaborada zona de defensa cuando es atacado por áfidos.  Algunas ramas fabricarán venenos para resistir a los áfidos mientras que otros utilizan una estrategia diferente.  Las ramas que ofrecen a los áfidos con venenos pueden ser una docena de veces más resistentes a los áfidos que sus ramas vecinas.  Si un áfido cae sobre una hoja que no está fabricando venenos, lo más probable es que esa hoja sea arrojada por el árbol.  Esta conducta del árbol mantiene ambas estrategias viables para resistir a los áfidos.

Sin embargo, a veces los insectos son casi tan ingeniosos como los árboles.  La oruga del este de la tienda come dosis letales de cianuro con cada bocado de hojas del árbol de cereza sin hacerse daño.  El veneno está combinado con dos moléculas de azúcar en las hojas.  Por lo general el sistema digestivo del insecto separaría estas azúcares, soltando el cianuro.  Sin embargo, el sistema digestivo de la oruga de tienda libera sólo un azúcar, dejando al cianuro atado e inofensivo.  Por otro lado la larva de moscas de sierra rosada concentra y almacena los aceites tóxicos de las hojas de eucalipto que come.  Cuando es amenazada, la larva en forma de lombriz se levanta y escupe gotitas de aceites venenosos sobre sus atacantes.

No hay ningún nivel en el cual la creación deja de mostrar inteligencia y planificación.  ¡Todo nivel de la creación glorifica a Dios!

Prayer:
Padre, perdóname por no agradecer y alabarte. Especialmente te agradezco por el regalo del perdón de mis pecados a través de la muerte inocente y del sufrimiento y la resurrección de Tu Hijo, Cristo Jesús. Amén.

Notes:
Brownlee, Shannon. 1983. The silent battle. Discover, Sept. p. 28.