¿Sabe usted cuán compleja es una sola célula?

Salmos 96:3
“…proclamad entre las naciones su gloria, en todos los pueblos sus maravillas…”

No fue sino hasta 1839 que la teoría de las células fue descrita por primera vez por Theodore Swhwann en básicamente su forma moderna.  Para 1858, el investigador Rudolf Virchow había aprendido suficiente acerca de la célula para concluir que toda célula debe venir de una célula preexistente.  Pero Charles Darwin no puso atención.  El año siguiente publicó un libro, Sobre el origen de las especies, que teorizaba que la primera célula se formó de una materia no viviente.

En los días de Darwin, se creía que la célula sólo era un simple saco lleno de carbón gelatinoso.  Este concepto es el origen del término protoplasma.  Sin embargo, casi 150 años de investigación celular nos han demostrado que inclusive las células de los protozoos y hongos son inmensamente complejas.  Hoy sabemos que incluso las más simples de estas células, eucariotas, tienen un estimado de 100.000 partes.  Muchos miles de operaciones diferentes están dándose continuamente dentro de cada una de las partes de la célula, llamado orgánulos.  Además, la célula no puede vivir hasta que todas estas partes estén funcionando apropiadamente.  Incluso la simple bacteria E. coli tiene 4.000 genes.  ¡Si pudiéramos agrandar el ADN del E. coli hasta el espesor de un alambre de colgar ropa, sería de cinco millas (8 Km.) de largo!

No hay tal cosa como una “célula simple”.  El hecho que una célula no pueda vivir sin todas estas miles de partes muestra que las células fueron creadas en su forma terminada, tal como lo dice la Biblia.  ¡Incluso las bacterias declaran la gloria de nuestro Creador!

Oración: Señor, Te glorifico, ya que incluso la célula más simple testifica de Tú gloria.  Amén.

Notas: CRSQ, 3/99, p. 228, “La evolución putativa de la ultraestructura de la célula eucariota animal”. Foto: Theodor Schwann, 1810-1882. (PD)

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