Proverbios 2:6
“…porque Jehová da la sabiduría y de su boca proceden el conocimiento y la inteligencia”.

Existen más de 20 especies de hormigas esclavistas.  Estas hormigas invaden las colonias de otras especies y se llevan las larvas y las crisálidas para criarlas como trabajadoras en sus propias colonias.  Algunas hormigas esclavistas matan a todas las adultas en la colonia invadida, mientras que otras simplemente roban a unos pocos individuos inmaduros.  Los investigadores querían saber qué efecto tenían las hormigas esclavistas sobre las colonias circundantes de la especie víctima.

Queen and brood of the slavemaker Polyergus lucidus with Formica archboldi workersLos científicos con una especie de hormiga esclavista que es tan pequeña que una colonia completa pueden vivir dentro de una bellota.  Ellas invadían colonias de especies aún más pequeñas para que sean sus esclavas.  Algunas ponen guardias a la entrada de las colonias durante la invasión para mantener a las adultas dentro de la colonia,  algunas no.  Estas especies no matan a las adultas, ni se llevan a todos los críos.  Los científicos compararon los efectos de estas hormigas esclavistas más “humanitarias” con las especies más crueles que simplemente toman otra colonia, matando a los adultos y comiendo todas las larvas.  Encontraron que las especies más “humanitarias” tenían poco efecto sobre las colonias circundantes mientras que las especies más crueles diezmaban las colonias circundantes en un 30 por ciento.  Las hormigas esclavistas más “humanitarias” en realidad estaban siendo sabias mayordomas de sus víctimas potenciales.

Tal sabiduría no originó en el cerebro de la hormiga.  Ni nace la sabiduría de la casualidad.  Más bien, fue programada en estas hormigas por un todo sabio Creador.

Prayer:
Lléname, Señor, con la sabiduría de Tu verdad salvadora. Amén.

Notes:
Science News, 8/19/00, p. 116, “Slavemaker Ants: Misunderstood Farmers?” Photo: Queen and brood of the slavemaker Polyergus lucidus with Formica archboldi workers. Courtesy of Adrian A. Smith. (CC BY 2.5)

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