Mateo 6:25
“Por tanto os digo: No os angustiéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que el vestido?”

Si el estrés forma parte de su vida diaria, o si algún trauma pasado ha continuado persiguiéndolo en sus pensamientos todos los días, usted podría estar perdiendo parte de su cerebro.  Varios estudios han ligado al estrés constante u obsesivo con la reducción de una parte de su cerebro llamado hipocampo.  Los estudios muestran que bajo tales condiciones esta parte del cerebro puede llegar a ser un 25 por ciento más pequeño que lo normal.  Estos hallazgos deben captar nuestra atención ya que nosotros utilizamos el hipocampo para la memoria de largo plazo y la memoria consciente.  Esta es la misma parte del cerebro atacada por la enfermedad del Alzheimer.  La buena noticia es que una vez que removemos el estrés, o lidiamos constructivamente con un trauma pasado, el hipocampo regresa con el tiempo a su tamaño normal.  Algunos investigadores han  desarrollado varias teorías para explicar por qué el hipocampo se reduce bajo estrés; aunque otros investigadores aún no están convencidos de que el estrés cause esta  reducción.

¿Es posible para un cristiano evitar el daño que produce el estrés?  Mire todo lo que San Pablo resistió por el Evangelio, y sin embargo todos sus escritos no muestran ninguna evidencia de pérdida inusual de la memoria, que es algo común cuando uno está bajo un estrés constante. Una manera de evitar el daño por estrés es el remover la causa del estrés.  Si eso no es posible, otra estrategia es aprender a lidiar con eventos traumáticos del pasado.  Y qué mejor manera de hacer esto que recordar la fidelidad del Señor en el pasado, y en oración encomendar todos nuestros temores y estrés en Sus manos.  La ciencia está aprendiendo que la vida en realidad en más que alimento y vestido.

Prayer:
¡Oh Señor¡ Echo sobre ti todas mis ansiedades, temores y preocupaciones. Amén.

Ref: Robert Sapolasky, El estrés y tu cerebro encogido, Discover, marzo de 1999.  Foto: Auguste Deter. Alois Alzheimer paciente en noviembre de 1901, describió por primera vez al paciente con enfermedad de Alzheimer. (PD)

 

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