Un vernadero dragón de mar

Génesis 1:21
“Y creó Dios los grandes animales marinos, y todos los seres vivientes que se mueven y pululan en las aguas y todas la aves, según su especie. Y Dios consideró que esto era bueno…”

Debido a que los inmensos mares abiertos eran grandemente desconocidos para muchos en el mundo antiguo, los antiguos exploradores estaban llenos de gran temor sobre los monstruos que podrían vivir en las regiones desconocidas.  Luego de siglos de exploración sobre y debajo del mar, hemos llegado a saber que los mares tienen mucha más belleza que bestias monstruosas.

Un verdadero dragón de marUna de las más hermosas e inusuales criaturas del mar es el dragón del mar.  Los dragones del mar no son monstruos; los miembros más grandes de su familia alcanzan un largo de sólo 18 pulgadas (45.7 centímetros).  Pertenecen a una familia que incluye más de 200 tipos de caballos de mar y peces tubo.  Sin embargo, tienen una apariencia totalmente distinta a la de cualquier otro pez.  La mayoría de ellos parecen algas marinas con ojos y un hocico, algo como un caballo de mar, en un lado.

La forma de los dragones de mar son los más variados e inusuales en el mundo animal y sus colores se encuentran entre los más brillantes.  A diferencia de otros peces, no tienen escamas.  Ellos extraen pequeños organismos marinos a sus bocas a través de una mandíbula de puerta trampa y se cierra más rápido de lo que puede ver el ojo humano.  Los ojos del dragón de mar se mueven independientemente el uno del otro.  Y cuando es momento de empezar una familia, es el padre dragón de mar que incuba los huevos fertilizados en un bolso en su cola.

Como muchas otras criaturas, el dragón de mar es una criatura tan exclusiva que los evolucionistas admiten que no tienen idea de cómo evolucionó.  ¡Estas son las mismas criaturas que esperaríamos encontrar si todas las cosas fueran creadas por Dios!

Prayer:
Amado Señor, al mirar la creación puedo ver que Tú amas la belleza. Te agradezco por toda la belleza y maravilla que Tú has creado y te pido que me ayudes a que mi vida sea una hermosa ofrenda para Ti. Amén.

Notes:
Pennisi, Elizabeth. 1985. “Ghosts and Dragons.” Discover, Nov. p. 80.