Una antigua cura para la malaria
Eclesiastés 1:9
“¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará, pues nada hay nuevo debajo del sol”.
La persona contemporánea y educada a menudo tiende a tener en poco a las generaciones pasadas. Muchas personas parecen convencidas de que si miramos 1.000 o 2.000 años hacia atrás, alguna mejora evolucionista en el hombre debe haber tomado lugar durante tanto tiempo.
Por este espíritu hay muchos que sienten que pueden juzgar a la Biblia. “Después de todo”, ellos dicen- “viene de un tiempo antiguo y sin educación”. Ellos añaden, “Vaya, en ese entonces la gente ni siquiera sabía la diferencia entre un hecho histórico y una leyenda diseñada solo para enseñar una lección”. Esta actitud superior de la historia, sugiere, que ya que los antiguos no tenían laboratorios médicos tan buenos como los nuestros, como entonces podrían ellos saber algo que nosotros no sabemos.
Esta es la razón por la cual los investigadores médicos descartaron una cura para la fiebre que data del año 340 DC. Un antiguo libro de remedios de hierbas chino recomendaba que para curar la fiebre, una persona debería poner en efusión una hierba en particular en al menos un litro de agua y tomar el té que sale de esta. Como es típico de estos tiempos, los investigadores tenían dudas de que ésta cura diera resultado. Sin embargo, la hierba nombrada en la cura folklórica provee un componente que podría ser un tratamiento aún más efectivo para la malaria que la quinina. Está trata casos que la quinina no afecta, y no produce ningún efecto secundario.
Aunque nuestra era contemporánea puede estar avanzada en algunas cosas, definitivamente está muy atrasada en otras cosas – como la humildad.
Prayer:
Confieso, amado Padre, que es muy fácil para mí envolverme de un sentido de superioridad que es tan común entre la gente hoy. Perdóname en el nombre de Jesús. Y permite que mi gloria sea en Cristo, no en mi mismo ni en esta época actual. Amén.
Notes:
A New Old Remedy. Discover, August 1985. Photo: 19th-century illustration of Cinchona calisaya, the plant from which we get Quinine. (PD)