Filipenses 1:22-24
“Mas si el vivir en la carne resulta para mi en beneficio de la obra, no sé entonces qué escoger. Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor. Pero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros”.

Cuando se introdujo, algunas personas pensaban que era contra la voluntad de Dios.  Ya que el cuerpo humano fue hecho a la imagen de Dios, pensaban que estaba mal poner algo en el cuerpo humano que era hecho de una vaca.  Un artista de aquel día inclusive dibujó una caricatura mostrando a personas recibiendo la vacuna que era hecha de una vaca.  Mostraba vacas apareciendo desde la pierna de alguien que no había sido vacunado.  La vacuna era la vacuna de la viruela, y el año fue en 1796.

La vacuna de la viruela funcionaba, y todavía funciona, muy bien.  Ha erradicado la viruela.  El virus debilitado en la vacuna se llama vaccina, y todavía está muy hacendosa hoy en día.

Los virus hacen su daño al engañar a la célula al dejarla engancharse.  Entonces lo absorbe, utilizando su información genética y la maquinaria celular para sacar sus propias proteínas para hacer más virus.  El efecto sobre nosotros son las características de la enfermedad del virus infeccioso.  Sin embargo, la vaccina, se debilita para que el sistema inmunológico del cuerpo pueda matarlo sin permitir que la enfermedad se desarrolle.  El cuerpo recuerda esa respuesta inmune y lucha contra la enfermedad más exitosamente la próxima vez que aparece.  Los ingenieros genéticos modernos están añadiendo los genes que causan la enfermedad de muchos virus al virus vaccina.  En pruebas animales, el nuevo virus vaccina ha prevenido la malaria, hepatitis B, herpes simples, rabia y otras enfermedades.

Por supuesto que la imagen de Dios no se refiere a la forma física del cuerpo humano.  Las vacunas han sido una gran bendición, salvando las vidas de muchos para que ellos también, puedan servir a Dios.

Prayer:
Amado Padre, Te agradezco por las bendiciones que disfrutamos gracias a las vacunas. Al mismo tiempo no nos dejes olvidar que nuestra más grande necesidad por ser rescatados no es de las enfermedades del cuerpo, sino del pecado – un rescate que Tu has provisto a través del perdón de pecados, conseguido para nosotros por medio de Cristo. En Su Nombre. Amén.

Notes:
Miller, Julie Ann. 1985. “A vaccine for all seasons.” Science News, v. 127, June 15. p. 379.   Photo: Smallpox virus. (PD)

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