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Lucas 1:37
“pues nada hay imposible para Dios”.
A primera vista, la medusa puede parecer no mucha cosa. Muchas son muy hermosas. Sin embargo, las medusas simplemente parecen bultos de gelatina, tan frágiles que lo que podría ser un simple golpe para uno de nosotros podría ser fatal para ellas.
Hay alrededor de 500 especies de medusas. Viven en cualquier lugar del océano, desde la superficie hasta en las más oscuras profundidades. Algunas son tan pequeñas como una bala pequeña. La más grande es la melena de león, que puede crecer hasta los siete pies (2 metros) en diámetro y tener tentáculos de hasta 200 pies (61 metros) de largo.
A pesar de su aparente simplicidad, estas criaturas insustanciales sobreviven al capturar y comer peces y crustáceos que fácilmente podrían desgarrarlas. Para lograr esta labor aparentemente imposible, la medusa arrastra sus largos tentáculos como hilos. Cada tentáculo puede tener millones de cápsulas cargadas con diminutos arpones. Al ser tocadas, los tentáculos disparan, inyectando varias toxinas mortales. Si llega a inyectar suficientes toxinas, el corazón de la víctima se detiene. Si no se inyecta lo suficiente de estas toxinas, otra toxina llega hasta el cerebro donde hace que la víctima deje de respirar. Aún otra toxina hace reventar las células rojas de la sangre interrumpiendo así el sistema circulatorio. Afortunadamente sólo unas pocas docenas de los cientos de especies de medusas pueden lastimar a los seres humanos.
Imagine intentar diseñar una criatura que no es mucho más que una funda de gelatina que puede capturar y subyugar a criaturas mucho más grandes y más poderosas. La medusa puede parecer simple. Sin embargo, su diseño especializado para una labor aparentemente imposible la convierte en un testigo elegante de nuestro Creador.
Oración: Amado Padre celestial, ayúdame a recordar que nada está más allá de Tu habilidad y sabiduría en el mundo material, especialmente cuando enfrento problemas y estoy tentado a confiar en mi mismo para la solución. En nombre de Cristo Jesús. Amén.
REF: Brownlee, Shannon. 1987. Jellyfish aren’t out to get us. Discover, Aug. p. 47. Foto: Jellyfish, Envato.