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Génesis 5:5
“Así que Adán vivió novecientos treinta años, y murió”.
A menudo escuchamos hablar a los científicos evolucionistas acerca de este o aquel fósil, que dicen, tiene “millones” o “billones” de años. Por otro lado, la Biblia preserva calendarios antiguos del tiempo de Adán, tales como en Génesis 5, que nos permiten colocar la creación en solo unos pocos miles de años. ¿Cómo llegan los evolucionistas a esos millones de años?
Todos los sistemas de fechado en uso están basados en la supuesta progresión evolucionista de la vida. Algunas personas piensan que hay métodos radioactivos de fechado que son independientes del árbol evolucionista, pero la literatura técnica admite que este no es el caso. Ejemplares de rocas son fechadas por lo que se llama fósiles índices. Si un ejemplar de roca tiene una cierta concha y el árbol evolucionista dice que algunas criaturas vivieron 55 millones de años atrás, la roca es fechada 55 millones de años evolucionistas. Aunque este sistema no siempre funciona de la forma en que los evolucionistas esperan, y fue ilustrado por una roca que recientemente fue descubierta en la India. El ejemplar de la roca, de una capa previamente fechada de otros ejemplares, se decía tener 1.1 billón de años. Sin embargo, tenía madrigueras de lombrices en ella. La historia evolucionista dice que las lombrices no evolucionaron sino hasta medio billón de años atrás. Otro evolucionista examinó la roca y dijo encontrar conchas en ella que fechan 545 años atrás. Y aún otro científico miró la roca y dijo que aquellas conchas realmente no eran conchas. Así que ahora están atascados con fechas que tienen conflicto entre sí por más del 100 por ciento.
Las rocas continuarán siendo encontradas y no encajaran en la tabla del tiempo evolucionista porque ellas, y toda la vida, fueron formadas por Dios no millones sino miles de años atrás.
Prayer:
Te agradezco, Padre, que has hecho todo y nos has dicho sobre esto en Tu perfecta Palabra. En nombre de Cristo Jesús. Amén.
Notes:
R.M. A rock that lies about its age, Science News, November 21, 1998, v. 154, p.332