- Series:Transcript Espanol
I Timoteo 4:7
“Desecha las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate para la piedad…”
La familia de plantas de tréboles es una gran familia con muchos miembros alrededor del mundo. Los miembros de esta familia tienen muchas formas, desde los tréboles blancos y púrpuras que crecen en el césped hasta los impresionantes árboles de acacia y mimosa. Aunque, la mayor parte de tréboles viven en Norte América.
Los tréboles blancos y dulces son especialmente populares para las abejas y otros insectos polinizadores. El contenido de azúcar del néctar producido por estos tréboles es del 40% – alrededor de cuatro veces más alto que las populares bebidas gaseosas. El trébol también es bien conocido por su habilidad de restaurar la tierra. La bacteria simbiótica en los nódulos de las raíces tiene la capacidad de fijar nitrógeno, que es abundante en la atmósfera, de la tierra.
Desde los días de Tom Sawyer, y probablemente desde antes, los jóvenes han buscado tréboles de cuatro hojas. La superstición dice que es buena suerte en encontrar un trébol de cuatro hojas. Ya que Dios está completamente a cargo de todo detalle de la creación, no hay, por supuesto, ninguna cosa como la suerte. Los tréboles de cuatro hojas si presentan una variación interesante del usual trébol de tres hojas. Son bastante fáciles de encontrar, si sabe el truco. El principio tras el truco no es la suerte, sino la genética. Uno tiene más probabilidades de encontrar un trébol de cuatro hojas en un conjunto de tréboles donde las hojas no tienen la forma normal. Cuando encuentre un trébol de cuatro hojas en ese conjunto, siga buscando porque probablemente hay más.
El trébol ha sido diseñado por el Creador para servir al hombre de muchas formas. La suerte no tiene nada que ver con ello.
Prayer:
Te agradezco Señor, que no nos has abandonado para ser las víctimas de la suerte y de la ciega casualidad. Perdóname por los tiempos en que he pensado como el mundo acerca de la suerte y ayúdame a ver más claramente Tu involucramiento en mi vida. Amén.
Notes:
Steven D. Garber. 1987. The Urban Naturalist. P. 22-25.