Génesis 1:6-8
“Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas. E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así. Y llamó Dios a la expansión Cielos. Y fue la tarde y la mañana el día segundo.”
El espacio tiene una temperatura. Se ha vuelto común pensar en el espacio como un vacío, que no tiene nada, lo que significa que estaría a una temperatura de cero. De hecho, el espacio es casi un vacío, pero no del todo. Y las partículas cerca del vacío están en movimiento, por lo que tienen una temperatura de 2.73K – el equivalente de 2,73 grados Celsius por encima del cero absoluto.
La tan llamada “Radiación de Fondo Cósmico de Microondas” (o CMB sus siglas en inglés) ha sido conocida desde 1965. Se supone que es un eco del Big-Bang, y se ofrece en los libros de texto para las escuelas secundarias como una prueba del Big Bang. Sin embargo, esto es realmente problemático para los cosmólogos del Big-Bang.
La CMB tiene la misma temperatura en todas las direcciones del espacio. Para que esto ocurra, debe haber habido una transferencia de energía térmica en el pasado, por radiación, desde el punto caliente al punto frío, a fin de igualar los diferenciales de temperatura. Esta radiación viajaría a la velocidad de la luz. Ya que los cosmólogos del Big-Bang asumen que el universo es de 14,7 mil millones de años, se deduce que esta radiación sólo podía viajar un máximo de 14,7 mil millones de años luz. Pero el universo es mucho más grande que eso. Por lo tanto, la teoría del Big-Bang no puede explicar la temperatura regular y uniforme del CMB.
La Biblia sugiere en Génesis 1:6-8 que hay agua en el borde del universo, que podría actuar como un cuerpo negro, que absorbe radiación de calor, y así explica perfectamente la regularidad de la temperatura del espacio. La Biblia ayuda a proporcionar la explicación de un fenómeno, que sigue siendo un misterio para los cosmólogos evolutivos.
Hemos leído en Tu palabra, Oh Señor, que los cielos cuentan la gloria de Dios. Sabemos que este es el caso, y Te agradecemos que es la Biblia, y no la sabiduría humana, la que tiene las respuestas acerca de cómo el mundo fue hecho. Amén.
Ref: Faulkner, D. (2016), Cosmos Creado, (verde bosque, AR: Master libros), p53-54. Imagen: El sistema binario Rho Ophiuchi, por Rogelio Bernal Andreo; liberado al dominio público.