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Efesios 3:20-21
“Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos”.
Para muchas personas los murciélagos traen a la mente palabras como “espeluznantes”, “colmillos”, “rabia” e inclusive “feos”. Sin embargo, hace más de 450 años Martín Lutero se maravillaba de la delicada belleza del murciélago. El pronunció a la criatura como un excelente testimonio de la habilidad y sabiduría del Creador.
A Dios también le deben gustar los murciélagos. ¡Casi un cuarto de todos los mamíferos que Él creó son murciélagos! El murciélago zorro volador tiene una envergadura de casi seis pies (1.8 metros). Los murciélagos abejas, nativos de Tailandia, son los mamíferos más pequeños conocidos, pesando menos que un centavo. Existen murciélagos tropicales brillantemente estampados llamados murciélagos mariposa. Y cientos de especies de plantas tropicales dependen de estos murciélagos como polinizadores.
Las leyendas populares consideran a los murciélagos como una parte seria del problema de la rabia. La verdad es que los mapaches, zorrillos, zorros e inclusive los perros y los gatos tienen más probabilidad de tener rabia. De hecho, un estudio muestra que en Pensilvania uno tiene más probabilidad de encontrarse con una vaca rabiosa que un murciélago rabioso. En realidad los murciélagos son criaturas delicadas, útiles e inteligentes. Un típico murciélago Norte Americano comerá alrededor de 600 mosquitos la hora. ¡Grandes colonias consumirán entre 250.000 y 500.000 libras de insectos por noche! A los murciélagos se les puede entrenar, demostrando así su inteligencia. Y por último, una advertencia importante. Si usted encuentra murciélagos durmiendo, no los moleste. Aún una molestia durante su descanso puede ser fatal, ya que la nutrición almacenada puede ser consumida por la molestia antes del próximo ciclo de alimentación.
Así que la próxima vez que vea un murciélago, no salte hacia atrás por el temor. Más bien, haga una oración de agradecimiento al Creador que los hizo a los dos.
Prayer:
Te agradezco, Amado Señor, por la maravilla que Tu obra inspira. Lléname con un corazón agradecido que piensa en cosas de la misma forma que Tu piensas en ellas en vez de cómo el mundo piensa de ellas. Amén.
Notes:
Givens, K.T. 1990. Going batty. Modern Maturity, Oct.-Nov. p. 60.