Salmos 51:7
“Purifícame con hisopo y seré limpio; lávame y seré más blanco que la nieve”.

El escarabajo descortezador del pino es un verdadero problema en el sur este de Norteamérica.  Ellos hacen su madriguera en árboles que podrían ser cosechados por su madera, a menudo matándolos.  Aquellos que no mueren quedan, manchados de una tinta de un color azul nada atractiva, producto de un hongo que dejan atrás.

Ese hongo crece de esporas que son transportadas por un bolso especial bajo el cuello del escarabajo. Crecerá para ser un pequeño jardín que alimentará a los críos del escarabajo descortezador del pino cuando nacen.  Sin embargo, varias especies de ácaros también infestan al escarabajo.  Ellos tienen su propio hongo que usan para alimentarse.  Ese hongo no alimenta a los escarabajos recién nacidos.  Lo que es peor, el hongo del ácaro es más robusto que el hongo del escarabajo y lo desplaza.  Sin embargo, el escarabajo también transporta una bacteria especial.  La bacteria produce un fungicida muy especial.  Aunque no hace daño al hongo del escarabajo, se dirige al hongo del ácaro, acabando con el.  Así que, los bebés escarabajos descortezadores de pino se quedarán con su jardín de hongos para alimentarse después de todo.

Los fungicidas naturales y antibióticos nos rodean.  El hisopo que Dios mandó que utilizara su gente en ceremonias de limpieza es un antibiótico natural.  Aunque desde entonces el hombre ha aprendido a utilizar muchos antibióticos, ¿cómo fue que el escarabajo aprendió a utilizar el fungicida adecuado para proteger a sus críos?  Debe quedar claro que esta relación fue dispuesta por nuestro Dios creador.

Prayer:
Padre, Te agradezco que Tú me has limpiado de la suciedad de mis pecados a través de la sangre de Cristo Jesús. Amén.

Notes:
http://www.sciencenews.org/view/generic/id/37160/title/beetles_grow_weed_killer, Susan Millius, “Beetles Grow Weed Killer.”

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