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Salmo 19:1
“Los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos”.
He conocido a muchas personas que están aterradas por los rayos, hasta cierto punto están justificados en sus temores, el rayo representa una fuerza tremenda que a menudo puede ser destructiva; un rayo es esencialmente una gran chispa debido a la descarga de una alta acumulación de carga eléctrica estática.
Imagínese un rayo de 40 millas (64 km) de largo, imaginemos que esos relámpagos –tres veces más grandes que los más extremos de la Tierra– son una característica frecuente de las tormentas en la atmósfera de un planeta; no tenemos que imaginar esos rayos, ellos son reales. Esta es la naturaleza del relámpago en la atmósfera del planeta Júpiter.
Estas asombrosas tormentas eléctricas están siendo observadas simultáneamente por tres fuentes: El Observatorio Géminis en Hawai, el Telescopio Espacial Hubble y la nave espacial Juno.
La órbita polar elíptica de Juno baja sobre las tormentas jovianas cada 53 días, momento en el que recopila datos de las explosiones de radio de los enormes rayos. El Hubble es capaz de medir la profundidad de las diversas formaciones de nubes que causan el relámpago y Géminis puede detectar dónde hay áreas claras entre las tormentas. El Hubble y Géminis proporcionan un contexto para la interpretación de los datos de Juno.
Hay quienes podrían preguntarse: ¿por qué nos importan esas misiones? Por mi parte, yo creo que, si se den cuenta o no, las misiones de la NASA como estas, proporcionan más motivos para declarar la gloria de Dios, es Él quien hizo a Júpiter para su gloria y nosotros lo vemos y lo alabamos.
Oración: Señor Dios, alabamos Tu Nombre, porque los cielos declaran Tu gloria. Amén.
Ref: NASA/Goddard Space Flight Center. “Telescopios y naves espaciales unen fuerzas para sondear profundamente en la atmósfera de Júpiter”. ScienceDaily, 7 de mayo de 2020. <www.sciencedaily.com/releases/2020/05/200507163959.htm>. Imagen: Imagen compuesta de dos imágenes de Dominio Público de la NASA.
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