Hebreos 4:16
“Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”.

Las a menudo bellas, pero siempre mortales anémonas de mar son básicamente una boca y estómago, rodeados por brazos aferradores y que causan picazones fijados al suelo del mar.  Cuando un pez que pasa se roza contra sus brazos,  miles de células microscópicas que pican en cada brazo se disparan atontándolo.  Luego los brazos empiezan lentamente a llevar el pez hacia y adentro de la boca de la anémona al centro de los brazos.

El sorprendente pez payasoEs este mortal ambiente que el pez payaso llama hogar.  El pez payaso lleva ese nombre por sus colores brillantes, pero su nombre también podría aplicarse a muchos aspectos de su estilo de vida.  El pez payaso viven entre los peligrosos brazos de la anémona sin ser herido porque se recubre a sí mismo con la misma mucosidad que previene que los brazos se piquen entre sí.  Y por supuesto, los brazos proveen al pez payaso con un refugio seguro lejos de sus enemigos.

Los peces payaso se aparean de por vida, cada par buscando su propia anémona.  Sus críos gradualmente empiezan a poblar anémonas vecinas.  Pero si la hembra muere, el macho se cambiará en hembra y buscará una pareja de entre los mayores de sus críos machos sin pareja.

Claramente el arreglo entre la anémona y el pez payaso fue diseñado para ser de esa manera desde el principio.  Aquellos que piensan que este arreglo evolucionó deben inventar una explicación imaginativa de cómo el pez payaso aprendió a protegerse de los peligrosos brazos de la anémona.  No, la sabiduría y belleza de esta relación es característica del Creador.

Prayer:
Amado Señor, Te agradezco por la gran belleza que nos rodea en la creación cada día. Permite que Tu gracia perdonadora sea mi protección en mis relaciones con otros. Amén.

Notes:
Rotman, Jeffrey L. 1984. “Living world.” Science 84. p. 28.

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