Hebreos 11:3
“Por la fe comprendemos que el universo fue hecho por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía”.
Regresemos al primer momento en que el supuesto Big Bang se dio. Los evolucionistas dicen que en ese primer momento todo se debía a la casualidad. El tamaño y la carga de los electrones, protones, la estructura de átomos o inclusive si existían podría haber sido cualquier cosa.
Ahora avancemos hacia lo que en realidad conocemos acerca de los varios átomos y su estructura. La vida como la conocemos está basada en el átomo de carbón. Su estructura la convierte en el único átomo con una habilidad casi ilimitada para compartir pares de electrones con otros átomos. Esto hace posible el rico rango de moléculas biológicas necesarias para la vida. Ningún otro átomo puede hacer el trabajo del carbón. La estructura del átomo de oxígeno hace que se una en pares. Este tipo de adhesión deja electrones impares que permiten que el oxígeno se adhiera con el hierro. Esta característica hace que la hemoglobina pueda llevar oxígeno en la sangre. Hay varios otros átomos que podrían reemplazar el hierro en la hemoglobina, pero éstos sostendrían el oxígeno muy apretada o muy flojamente. Así que no hay sustitutos para el hierro. Así mismo, el átomo de zinc es el único átomo que puede permitir que las proteínas hagan su trabajo crucial de identificar sus propios sitos exclusivos de ADN.
La estructura precisa de los átomos claramente no fue el resultado de la casualidad. Cada uno estaba cuidadosamente diseñado por el Creador para sostener la vida que Él formaría sólo un día después de que hizo los átomos.
Oración: Te agradezco, Señor, no sólo por el regalo de la vida, pero por la vida eterna también. Amén.
Ref: Impact (ICR), 6/99, “Química Básica: Un Testamento de la Creación”. Ilustración: Estructura de la hemoglobina humana. Cortesía de Richard Wheeler. Licenciado bajo la licencia Creative Commons Atribución-Compartir Igual 3.0 Unported.
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